La amnistía es la “única vía posible” para formar Gobierno y no ir a nuevas elecciones, defendió el sábado Pedro Sánchez, jefe del Ejecutivo en funciones.
Y así se ha constatado este lunes con la reunión que han mantenido Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat y prófugo de la Justicia española, y Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE, en Bruselas.
En el encuentro, han avanzado hacia la investidura de Sánchez, explican en un comunicado los socialistas y Junts.
Ambas formaciones coinciden en el “buen ambiente” de la reunión y en que las negociaciones “avanzan en la buena dirección”. Por ello, se han emplazado a continuar con las conversaciones en los próximos días.
De este modo, arranca la recta final de las negociaciones cara a reelegir al presidente del Gobierno antes del 27 de noviembre.
Así, las negociaciones se están centrando en la amnistía que reivindican los independentistas. De igual forma, en un mecanismo que reclaman los neoconvergentes para verificar el cumplimiento de los acuerdos.
Por tanto, parece que se encarrila un pacto acerca de la amnistía, algo que Sánchez ha defendido en una carta dirigida a los militantes del PSOE.
En ella, afirma que es el “camino correcto” porque permitirá “seguir avanzando en el reencuentro para superar las heridas aún abiertas” en Cataluña.
Entretanto, desde Junts esperaban desde hace semanas una reunión de un alto dirigente socialista con Puigdemont. Un gesto que legitima al expresidente catalán como interlocutor político válido.
Antes, ya el 4 de setiembre, Yolanda Díaz, líder de Sumar, se encontró con Puigdemont, también en Bruselas, como ‘avanzadilla’ para las negociaciones.
Poco a poco, el PSOE y el sector socialista del Ejecutivo fueron adaptando el discurso para normalizar la opción de la amnistía como algo necesario para reeditar un Gobierno progresista.
Incluso, Sánchez habló explícitamente de ella a primeros de octubre. Lo hizo en una comparecencia en Granada tras la reunión informal del Consejo Europeo.