“Antonio Elorza o la decadencia atrapalotodo”, por Juan Pérez.

“Antonio Elorza o la decadencia atrapalotodo”, por Juan Pérez.

Antonio Elorza es el vivo ejemplo de la decadencia intelectual española que ha servido a unos y a otros con argumentos falaces y medias verdades ajustadas a intereses tantas veces personales como espurios.

Yo creo que fue a Maurice Duverger al primero que leí hablar de los partidos atrapalotodo. Otto Kirchheimer señala que es el hambre de captar a las masas lo que hace que organizaciones políticas defiendan una cosa y la contraria. Organizaciones o, como en este caso, personas.

Ahora, desde hace algún tiempo, se ha alineado contra el nacionalismo periférico y sus argumentos, cosa que comparto. Pero lejos de servir a la causa legítima de la unidad nacional es utilizado por los independentistas, con bastante aunque errado tino, por sus constantes meteduras de pata académicas.

Alguien capaz de pasar del partido comunista a defender los intereses de la derecha conspicua no merece más aprecio que el desprecio. Algunos le conocieron militando en el Partido Comunista de Euskadi y aquel cacao mental de ser vasquista o centralista que se trajo aquella organización de nuestras entretelas.

Cuando militaba en Izquierda Unida era el azote contra el PSOE. Una especie de látigo que no dejaba marca porque su voz bajita de temerario escondido tras las cortinillas de Telemadrid iba y venía hacia la organización socialista buscando lo que muchos buscan. De El País saltó por la ventana, pero eso para algunos es un mérito, esos que desconocieron sus súplicas a la dirección.

Para acabar en Unión Progreso y Democracia, organización a la que aspiró a lo que aspiraba, con las ambiciones puestas en lo más alto del universo y que volvió a frustrar como aquel que soñaba con buscar una silla que por fin se estuviera quieta.

Lo peor es la degradación intelectual de algunos que dicen de sí mismos ser eruditos. Y no lo son. Al no saber mantener una discusión académica acabó llamando neofundamentalista a Tariq Ramadan, que, aunque polémico, Elorza ha alimentado a pesar de oponerse (suponemos que sin querer) las posiciones intelectuales del helvético con el solo fin de seguir la ola que inauguró Nicolás Sarkozi.

En fin, como decía Duverger, hay partidos atrapalotodo. Y personas atrapalotodo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *