“Ámsterdam atrae la inversión y a las grandes empresas que huyen de Londres por el Brexit”, por Francisco Villanueva Navas.

Francisco Villanueva Navas.

Francisco Villanueva Navas · @FranciscoVill87. Economista y periodista financiero.
La ciudad holandesa hizo lobby como sucesora de Londres y ya no cabe la menor duda de que tras la liosa salida de Reino Unido el próximo 29 de marzo, Holanda se perfila como la nueva “city” de la Unión Europea

El dato que mueve a esta reflexión es que hay 153 firmas globales que se cambiaron a la capital holandesa. Y crece su centro financiero hasta medidas que impresionan para una ciudad de tamaño medio del tamaño de nuestra querida Barcelona.

La próxima salida del Reino Unido de la Unión Europea, si es que logran ponerse de acuerdo, provocará graves daños a la economía británica pero también a las europeas, sobre todo a las que tienen lazos más estrechos con las islas, como la holandesa. Ningún país europeo ve con buenos ojos que Londres abandone el bloque, pero ante el hecho consumado todos intentan sacar provecho.

Muchas grandes ciudades europeas compiten desde hace dos años para llevarse las sedes de multinacionales, principalmente del sector financiero, que abandonarían Londres, sobre todo si el Brexit algún día se hace sin un acuerdo de divorcio… lo más probable porque la Unión Europea y sus instituciones empiezan a estar hartas.

Francfort, Dublín o París podrían albergar las sedes europeas de grandes bancos multinacionales, pero por ahora la gran ganadora parece la holandesa Ámsterdam porque ya está recibiendo cientos de empresas y a miles de sus empleados, que huyen de Londres, hasta el punto de que en la prensa holandesa ya se les conoce como “los refugiados del Brexit”. Los servicios son extraordinarios y los precios empiezan a subir al rebufo de la invasión de trabajadores especializados financieros.

La Alcaldía de Ámsterdam socialista no perdió el tiempo. Pocas semanas después de que los británicos votaran en referéndum sacar a su país de la UE, el 23 de junio de 2016, la ciudad puso en marcha un equipo, con el vicealcalde Udo Kock al frente, dedicado a vender a multinacionales con sede en el Reino Unido las ventajas de trasladarse a Ámsterdam. Ese equipo se reunió con cientos de empresas y les adelantó argumentos como la calidad de vida en Ámsterdam, la buena salud económica de Holanda, el altísimo nivel de inglés de la mayor parte de su población y, cómo no, el atractivo fiscal, pues Holanda es señalada en Europa por su agresiva política fiscal para atraer empresas.

El plan funcionó. Sólo en 2018 Ámsterdam consiguió que se radicaran en su territorio 153 grandes firmas internacionales y que crearan 7.200 empleos, la mayoría de altos salarios. El Ayuntamiento calcula que la mitad de los empleos que se crearán en la ciudad en 2019, 2020 y 2021 serán consecuencia directa del Brexit.

La salida de Reino Unido también repercutirá en el comercio y tráfico aéreo, donde el aeropuerto holandés de Schiphol es clave. Además, Ámsterdam ganó la carrera frente a otras ciudades como Barcelona (perjudicada porque el concurso se celebró en los momentos de más tensión de la deriva separatista del nacionalismo catalán) para llevarse desde Londres la Agencia Europea del Medicamento (EMA), responsable de validar las medicinas para todo el bloque. Ámsterdam ayudó a sus más de 900 empleados a encontrar vivienda, seguros médicos y escuelas internacionales para sus hijos. Ese movimiento provoca además que decenas de farmacéuticas sigan sus pasos. La ciudad será pronto la sede europea de otras grandes multinacionales como la japonesa Sony o el operador de TV Discovery.

Su centro financiero, que hasta ahora no contaba entre los grandes de Europa, va creciendo rápidamente: más de 150 empresas del sector pidieron licencia bancaria para operar en Holanda y otras 250 están en trámites. Cada una mueve a decenas o cientos de empleados. Entre esas empresas está la filial de servicios financieros del grupo Bloomberg, entre otros grandes nombres.

Las previsiones dicen que Holanda sufrirá el retiro británico de la UE y podría perder hasta varios puntos de su PIB (en función de si el divorcio se hace con acuerdo o no), pero el atractivo de Ámsterdam ayudará a compensar ese golpe. Sigrid Kaag, ministra de Comercio Internacional, “el Brexit y las tensiones comerciales internacionales son oportunidades para las empresas holandesas”.

El gran problema es que todo este movimiento dispara a niveles inéditos los precios del mercado inmobiliario y la especulación se mueve al alza… veremos.

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