Nadia Calviño, ministra de Asuntos Económicos en funciones, contará con el apoyo de Alemania a su candidatura para presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Así se lo ha garantizado Olaf Scholz, canciller alemán, a Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones, este sábado en Málaga.
Fue en el marco del Congreso del Partido Socialista Europeo (PES) que se celebró en la ciudad andaluza.
Calviño presentó el pasado 12 de agosto su candidatura a presidir el BEI. Un cargo que disputa con Margrethe Vestager, exvicepresidenta de la Comisión Europea.
Pero también con Daniele Franco, exministro de Finanzas italiano, y dos de los actuales vicepresidentes del organismo: Teresa Czerwinska (Polonia) y Thomas Ostros (Suecia).
Así, para resultar elegidos, los candidatos deben obtener el respaldo de 18 Estados miembros de la UE que representen, al menos, el 68% de capital del BEI.
No obstante, a efectos prácticos, necesitan el apoyo de dos de los tres grandes países que tienen, cada uno, el 18,78% del capital. Son Alemania, Francia e Italia y, por tanto, el 56,4%, mientras que España detenta el 11,27%.
Por eso la importancia de que el Gobierno alemán respalde a Calviño, como ha comunicado Scholz.
Además, Bélgica, que lidera el proceso, apremió esta semana a tomar una decisión, llamando a Francia y Alemania a que aclaren a qué candidato respaldarán.
En ese sentido, la ministra eludió manifestarse acerca de la postura de los demás países y los apoyos con los que cuenta.
Asimismo, como hiciera cuando presentó su candidatura, reiteró que la suya es una candidatura “fuerte” con “fuertes apoyos”.
Y es que la elección de la persona que presida el BEI debe llevarse a cabo en las próximas semanas. De esta forma podrá ocupar el cargo desde el 1 de enero de 2024.
Así, cuando Calviño presentó su candidatura, remarcó la importancia de que España aspire al puesto en un organismo estratégico para el país y la UE.
Además, destacó el papel fundamental del BEI en la financiación de inversiones públicas y privadas.
Por eso sostuvo que su candidatura era “una apuesta fuerte” y que, si se hubiera presentado otra, habría sido “dar la batalla por perdida”.