“La comunidad internacional, gracias al acuerdo sobre este impuesto mínimo global, apoyará a las personas al asegurarse de que las empresas contribuirán al pagar la parte que les corresponde”.
Son palabras de Joe Biden, presidente de Estados Unidos, en unas declaraciones. “Esto es más que un simple acuerdo fiscal, es la diplomacia que está remodelando nuestra economía global y brindando beneficios a nuestra gente”, agregó.
Y es que una de las conclusiones de la cumbre del G20 celebrada en Roma es el respaldo a este impuesto mínimo global. En concreto, el porcentaje que las multinacionales deberán pagar es el 15%.
Iban años de conversaciones acerca de este tributo. De hecho, varios países europeos, entre ellos España, enviaron una carta al G7 en junio de este año en este sentido.
Ya en abril el propio Biden se manifestó a favor de este mínimo del 15%. El asunto fue consolidándose en el seno del G20 y había ganado apoyos en julio y octubre.
Entonces, los ministros de Economía y Finanzas de los 20 países más desarrollados y emergentes pactaron un acuerdo marco. Lo mismo sucedió en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Así, el acuerdo persigue un doble objetivo. Por un lado, que las multinacionales desvíen beneficios a países que son considerados casi paraísos fiscales. Asimismo, abordar la naturaleza digital del comercio internacional.
En ese sentido, se gravará a las empresas en los países donde operan, no en aquellos donde declaran sus beneficios.
De hecho, Estados Unidos y cinco gobiernos europeos han permitido a la Unión Europea que se mantengan sus impuestos sobre servicios digitales. A medida afecta a gigantes como Facebook y Amazon.