La semana que viene se debatirá y votará la moción de censura que registró VOX. Ante ello, los diputados del PP aún no saben cuál será el sentido de su voto. Pablo Casado, su líder, no ha desvelado qué botón deberán pulsar.
Casi todos piensan que el voto será ‘no’, pero se mantendrá la incógnita “hasta el final del debate”, aseguran algunos. Oficialmente, en la dirección del partido restan importancia a una moción de censura que, sostienen, sólo servirá para “reforzar” a Pedro Sánchez.
Desde que Santiago Abascal la anunciara, Casado ha ido recogiendo la opinión de los dirigentes territoriales y de sus diputados. Con todo, mantiene un total secretismo. Su idea es no dar oportunidades a sus rivales durante el debate, que comenzará el miércoles al inicio de la sesión plenaria.
Hace más de tres meses que la formación de ultraderecha anunció que registraría la moción, pero hasta septiembre no lo hizo en el Congreso. Ahora, con apenas dos días para que arranque su debate, desde el PP van a desplegar una intensa campaña pedagógica para explicar a los ciudadanos que los números no dan.
Aprovecharán la ocasión para desprestigiar al partido que dirige manu militari Abascal por querer acaparar el foco mediático de una iniciativa muerta desde su nacimiento.
Centrarán su campaña en los “problemas y preocupaciones reales” de la ciudadanía, desperdiciando una semana para hallar soluciones.
Con todo, importantes cargos populares creen que su líder se acerca “más” al ‘no’. Incluso, más que a la abstención, porque, sostienen, andarse con medias tintas no haría más que dar a VOX un rol protagonista que ahora no tiene en la arena política. Es lo que supondría abstenerse.
No obstante, otros diputados y senadores, del ala más conservadora, consideran que el ‘no’ podría interpretarse como una “salvación” para el Gobierno.
Sin embargo, todos están de acuerdo en que mantener la incógnita hasta el final es la mejor estrategia. Así no se da ocasión a los rivales a cargar contra ellos y que les den “hasta en el carné de identidad”.