Ciclogénesis explosiva, DANA, gota fría… y ahora vaguada polar. Son términos, entre otros, que se han ido empleando por los medios por varias razones. En unos casos, por periodistas que buscan una mayor ‘novedad’ que atraiga audiencia. En otros, porque los propios meteorólogos los emplean.
El que nos ocupa es la vaguada polar que en los próximos días nos va a dejar, literalmente, tiritando. Y es que las temperaturas se van a desplomar entre cinco y diez grados por debajo de lo normal en esta época del año.
Ya hemos empezado a verlo con las primeras nevadas, copiosas, en varias sierras de la geografía española. Una de ellas, la que se presenció hace unos días en la madrileña Navacerrada, en la sierra de Guadarrama. Pero también en Navarra o Asturias.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) avisa de que en muchas zonas del centro peninsular, las mínimas pueden llegar a valores negativos. Según Meteored, la vaguada polar “tenderá a aislar a una DANA para la segunda parte de la semana y, en especial, para el fin de semana”.
Así, provocará que, al desplazarse hacia el sur y suroeste, se produzcan precipitaciones abundantes, especialmente, en zonas del Mediterráneo occidental. Además, llegaría a transformarse en nieve en zonas como Sierra Nevada y la Cordillera Penibética.
Por tanto, después de unos días de abundantes lluvias y en plena ola de frío, las cotas de nieve bajarán hasta los 900 metros. Es decir, que podría llegar a nevar en casi todas partes menos en las costas.
Pero, ¿por qué se llama vaguada polar? La propia AEMET lo explica. Se denomina así a este fenómeno meteorológico por su paralelismo geográfico.
Se trata de una región de la atmósfera en la que la presión es baja respecto a las regiones próximas en el mismo nivel. De hecho, en el mapa de isobaras se dibuja una ‘V’, cuya concavidad se dirige a las bajas presiones.
Estamos acostumbrados a grandes regiones cuando miramos los mapas del tiempo. En este caso, se trata de una ‘lengua’ de bajas presiones que recorre una zona del planeta de un lado a otro.