En su discurso de apertura de la XV Legislatura en el Congreso, el rey Felipe VI ha abogado por una España “sólida y unida, sin divisiones, ni enfrentamientos”.
Asimismo, aseguró que las instituciones tienen esa “obligación” y recordó que el entendimiento hizo posible el pacto constitucional de 1978.
Acompañado por la reina Letizia y la princesa Leonor, Don Felipe ha reivindicado “el profundo significado” del acuerdo que llevó a la Constitución. Al mismo tiempo, pide “honrar su espíritu, respetarla y cumplirla”.
Así, tras felicitar a Pedro Sánchez por su reelección, ha mostrado su confianza en que “la integración de diferentes opciones y proyectos” dentro de la Carta Magna “impulse la mejora de las condiciones de vida de las personas”.
Según resaltó, “la obligación de todas las instituciones, es legar a los españoles más jóvenes una España sólida y unida, sin divisiones, ni enfrentamientos”.
La solemne apertura oficial de las Cortes Generales llega en un momento marcado por el comienzo de la tramitación de la ley de amnistía.
Una norma que ‘liberará’ a los dirigentes del procès de sus responsabilidades y condición indispensable para que Junts y ERC apoyaran la investidura de Sánchez.
En ese sentido, el Rey ha remarcado que los jóvenes necesitan afrontar el futuro confiando en un marco democrático para “convivir y prosperar en libertad”.
“Recibir una España cohesionada y unida en la que puedan desenvolver sus vidas y proyectar sus ilusiones”, añadió.
La democracia es una realidad para los jóvenes, destacó el Rey
Según el monarca, para las nuevas generaciones, “la democracia no es una aspiración”, sino una realidad.
Además, tienen “la obligación cívica de perfeccionar y acrecentar” lo alcanzado con el pacto constitucional.
Un acuerdo que permitió una España “ilusionada, confiada en su futuro” con “un espíritu inclusivo de ideales”.
Por eso, ha instado a “honrar ese legado, un legado de grandeza, responsabilidad y sentido de la historia”.
A su vez, poner en valor “la historia del gran éxito colectivo” de la democracia, basado en “el entendimiento mutuo, sin imposiciones, ni exclusiones”.
Cimentado “en la voluntad de integración que enriquece, con la diversidad y el pluralismo, el proyecto común como nación”.
Y es que, a su entender, admirar lo conseguido en 1978 “no es, en absoluto, mirar atrás con nostalgia”. Más bien, es “una orgullosa y consciente reafirmación de las mejores capacidades como país”.
De esta forma, el rey Felipe VI sostuvo que “la búsqueda del entendimiento, el reconocimiento de nuestras diferencias, unido al mutuo respeto como ciudadanos, la certeza de que solo superando las divisiones tienen una base segura las libertades y los derechos, fueron todas ellas ideas y actitudes determinantes para abrir una nueva página de nuestra historia”.
Respeto y cumplimiento de la Carta Magna
Por ello, ha llamado a “respetar y cumplir” la Constitución con el fin de “hacer efectiva la definición de España como un Estado social y democrático de derecho”.
Además, señaló que el Parlamento genera “la integración de diferentes opciones y proyectos” dentro de la Carta Magna como “valor político primordial”.
Defendió que el pueblo español ha depositado en diputados y senadores “el bien político más preciado: la confianza”.
En ese sentido, destacó que los ciudadanos han confiado “la tarea de que el pluralismo político aquí representado impulse la mejora de las condiciones de vida de las personas y grupos en que se integra”.
Precisamente, los parlamentarios de Junts, ERC, Bildu y BNG no estuvieron presentes en esta sesión conjunta de las Cámaras.
Por tanto, prosiguió el monarca, los diputados y senadores tienen la obligación de “buscar siempre el bien común de todos los españoles”.
Es, dijo, “inequívocamente, el retorno debido a la confianza otorgada por los ciudadanos”.
Para concluir, Don Felipe explicó que “la envergadura de los retos que afrontamos reclama de todos una gran responsabilidad. Así lo merecen los españoles y lo demanda el ejercicio de su representación”.
Tras ello, cerró su discurso dando las gracias en catalán, euskera y gallego.