Una vez más estamos en precampaña, si esta vez oficialmente es la época.
Tenemos la ocasión de escuchar lo que realmente queremos oír, acercándonos a la multitud de actos electorales que se organizan en todos los rincones de nuestro estado o difundiendo en redes sociales mensajes y en ocasiones por desgracia, intencionadamente o no las llamadas fake news.
Digo intencionadamente o no, porque estas noticias son alimento de nuestro orgullo ideológico, con el objetivo de denostar el trabajo realizado y desprestigiar al adversario político. Pero digo en ocasiones, por desgracia, nos encontramos con noticias que parecen falsas pero son todo lo contrario.
Estamos en una época que parece que se alcanzará la victoria en las urnas aquel que tenga una ocurrencia mayor, vociferando crispación y desterrando fantasmas llenos de miedo, en definitiva en resumen, a mayor radicalidad, bestialidad o escándalo a tenor con su espectro político, los gabinetes de campaña creen que se garantiza la victoria el próximo 28 de abril.
Todo lo contrario, me atrevo afirmar que se están abriendo heridas mal curadas que supuran odios olvidados y superados.
Nunca antes se abrió el debate en asuntos ya superados y debatidos en épocas pasadas. Este detalle es alarmante así como peligroso que ponen en compromiso a los actuales actores políticos que optan a regir nuestro presente y futuro inmediato.
Deseo que nuestros representantes elegidos en las urnas en los próximos comicios, serenen la peligrosa situación que se vislumbra.