El BBVA no quiere inmuebles

Vende a Cerberus parte de su negocio inmobiliario.
Según fuentes de la entidad bancaria, Cerberus comprará el 64% del negocio inmobiliario del BBVA por alrededor de 4.000 millones de euros, con lo cual el banco se deshace de una cartera inmobiliaria que le ha costado en el último año unas pérdidas de 600 millones, aproximadamente, obteniendo un leve incremento de capital aunque no grandes beneficios con la operación, que se ejecutará en la segunda mitad de 2018.
Aún así, la entidad bancaria mantendrá en el balance 2.800 millones en activos promotores que intentará construir y comercializar, según ha afirmado Javier Rodríguez Soler, responsable de Estrategia y Fusiones y Adquisiciones del BBVA, manteniendo además las participaciones en Metrovacesa, Testa y Merlin, “porque tienen unas plusvalías latentes que queremos aprovechar más adelante”, indica.






El negocio del acuerdo se compone de unos 78.000 inmuebles con un valor bruto contable de unos 13.000 millones, 5.000 millones netos. Sin embargo, el precio final no está definido aún. El acuerdo contempla también que los 450 empleados del banco dedicados a labores inmobiliarias pasarán a formar parte de la plantilla de Cerberus, según ha matizado Rodríguez Soler. No obstante, se necesita la autorización del Fondo de Garantía de Depósitos, ya que 750 millones en activos de esta cartera están bajo el contrato con este organismo bancario, asumiendo éste el 80% de las pérdidas y solo el 20% el BBVA.

Presiones del BCE y el FMI
Se decide vender ahora esa cartera tóxica de muebles que estaba generando importantes pérdidas porque el banco fue suficientemente fuerte para aguantar los años de crisis sin vender a precios de saldo y, en palabras de Rodríguez Soler, “ahora han llegado grandes fondos con miles de millones de liquidez que buscan otras inversiones diferentes de la renta fija, que tiene tipos muy bajos, y a la Bolsa. Ahí el mercado inmobiliario les encaja porque pueden aprovecharse de la recuperación económica. España está entre los países con mejores perspectivas, dentro de una zona euro que ahora está más asentada, y buscan estas rentabilidades superiores al 5% de este mercado”. A ello se une la presión que están recibiendo los bancos españoles, por parte del Banco Central Europeo y del Fondo Monetario Internacional, para que reduzcan sus activos improductivos inmobiliarios.

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