Ayuso se pregunta si lo siguiente con los socialistas es que ardan las iglesias como en el 36

Ayuso se pregunta si lo siguiente con los socialistas es que ardan las iglesias como en el 36

A nadie han dejado indiferente las palabras de Isabel García Ayuso, la presidente de la Comunidad de Madrid, ayer en la Asamblea regional. Más bien ha dejado atónitos, con ojos como platos, estupefactos e incluso aterrorizados -a muchos- que la máxima autoridad de una de las comunidades más importantes de España se despache así a cuentas de la memoria histórica –“me espanta”, dijo- y la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos. Es de suponer que a nadie dejó impertérrito, a excepción de quien/es escribió/escribieron el discurso y a Ignacio Aguado, que luego abundó y reiteró.

Aunque es de suponer que no habrá ser en el país, y menos en Madrid, que haya podido enajenarse a las delicias que la presidente autonómica espetó, por si acaso, pongamos el contexto.

En su primera sesión de control en la Asamblea, entre otras cosas, afirmó lo siguiente.

“¿Por qué estamos hablando ahora de este tema? Porque el PSOE y el presidente del Gobierno, con tal de parecerse más a Podemos que el propio Pablo Iglesias, lejos de promover la unidad de los españoles o resolver los problemas, nos divide. Esa es la hoja de ruta de la izquierda, con un objetivo muy claro: la Transición, la bandera, la Corona y la Constitución, porque simbolizan la unidad, la fortaleza de las instituciones y la convivencia entre todos los españoles”.

Hasta ahí, mero ataque a la oposición, alta política de la que se supone gobierna por y para todos los madrileños. Normal. La perla negra es lo que sigue.

“Los que sí vivieron ese periodo decidieron pasar página. ¿Quiénes se creen que son para saber mejor qué sentían o pensaban quienes se fundieron en un abrazo en el 78? ¿Qué será lo siguiente? ¿La cruz del Valle? ¿Todo el Valle? ¿Las parroquias del barrio? ¿Arderán como en el 36? Sánchez pretende que sea Franco quien le saque del desastre”. Ahí lo soltó Ayuso.

Para colmo, Aguado, vicepresidente y socio de Gobierno, refrendó las palabras de la presidente. “En el año 36 ardieron iglesias, eso es una certeza, una realidad, también que este Gobierno va a hacer todo lo posible para que en 2019 no vuelvan a arder como consecuencia de que haya alguien que quiera imponer su ideología sobre otras”, abundó.

“Siempre que llegamos a una campaña electoral sale el tema de Franco y de sus huesos”, añadió. “Es un tema recurrente por parte de la izquierda, que divide a la sociedad y la enfrenta, estéril”, insistía Aguado. Recordemos que Ciudadanos se abstuvo en la votación sobre la exhumación de Franco. Ahí lo dejo, que cada uno saque sus conclusiones.

Hasta ahí los hechos. Algún comentarista ha dicho con bastante acierto que ayer la formación de Albert Rivera y el PP se colocaron en una posición que resultaba casi impensable que pudiera existir: más a la derecha de Vox. Ni siquiera se ha oído decir a Santiago Abascal o a alguno de los dirigentes de su partido semejantes exabruptos. Lo mismo mañana (hoy) tengo que rectificar. Esperemos que no.

Otro decía cariacontecido que Ayuso y Aguado han viajado poco, refiriéndose a que en toda Europa y otras partes del mundo, la memoria histórica está presente en la vida de los ciudadanos con normalidad, sin aspavientos, para que no vuelva a ocurrir una Primera o Segunda Guerra Mundial, por ejemplo. Simple, pura y llanamente.

Sin pretender dar lecciones, la memoria histórica está para recordarnos que a veces los políticos, algunos militares y también algunos ideólogos yerran y comenten asesinatos, genocidios, atrocidades e injusticias monumentales. La memoria histórica está para resarcir, si se puede, a las víctimas de ello. Para volver las cosas a su punto de origen, y, si es posible, conciliar a unos y otros.

Pero vayamos por partes, que dijo Jack, el… Ah, no, que hay que ser políticamente correcto, lo que no ha sido Ayusoguado. Vayamos por partes. “Los que sí vivieron ese periodo decidieron pasar página”. Supongo que lo tiene constatado y firmado por todos aquellos, sus descendientes y los descendientes de los descendientes. ¿Lo sabe realmente? No. Hay miles de voces que aplauden la ejecución de la Ley de Memoria Histórica que “espanta” a la presidente.

“¿Quiénes se creen que son para saber mejor qué sentían o pensaban quienes se fundieron en un abrazo en el 78?” Ayuso nació el 17 de octubre de 1978. Chica precoz y superinteligente para que, en el mismo año en que vino al mundo, sepa lo que pensaron y sintieron nuestros legisladores y Padres de la Constitución. Ahí lo dejo.

“¿Qué será lo siguiente?” Esto lo dejo para el final.

“¿La cruz del Valle?”. Puede, ¿por qué no? Costó vidas humanas de rojos. “¿Todo el Valle?”. Lo mismo sí, pero ¿ha dicho alguien algo? Quepa recordar que serán los políticos, los representantes del pueblo soberano quienes decidirán, si procede, qué hacer. Se le llama democracia, señora Ayuso. “¿Las parroquias del barrio?”. Hmmmm, va a ser que no. “¿Arderán como en el 36?”. Ahí ya vamos de mal en peor. “Sánchez pretende que sea Franco quien le saque del desastre”. Eso es alta política, que de eso no entiendo, pero lo mismo va a ser al revés.

Además, Ayuso demuestra saber muy poco de Historia, esa Historia de la que ayer se quiso valer para justificar sus incalificables palabras. Pretender poner a los socialistas y a toda la izquierda española como incendiarios de iglesias no es que sea un insulto, es denostar la mismísima democracia española, una de las más avanzadas del mundo. Es insultar a millones de españoles votantes de izquierda que son, somos, respetuosos incluso con ella.

Pregunto yo a la presidente de Madrid -está claro que no de todos los madrileños- si realmente cree que las izquierdas no defenderían a aquellos que no piensan como ellos. ¿Cree realmente que “quemarían iglesias”?

Efectivamente, la izquierda española es extremista porque defiende hasta el extremo a los ciudadanos sean del color que sea su bandera. Es extremista porque defiende hasta el extremo los derechos de todos, de todos. Es extremista porque extrema el cuidado del lenguaje y de las alegorías. Es extremista porque mide hasta el extremo sus palabras para no caer en la bajeza a la que ha caído esta política, ¿involucrada en un supuesto alzamiento de bienes o un sospechoso préstamo de una entidad financiera semipública? ¿Eso es vivir de su padre? No, eso es destapar presuntas corruptelas.

Un discurso pueril –infantil, para que ella lo entienda- y una mirada desafiante, altiva, casi a la defensiva, como el chiquillo al que han pillado enajenando una chuche y necesita echarle la culpa a otro porque simplemente no sabe qué decir. Con una palabrería que otros le habrán escrito, o no, y que ella debía repetir simplemente gracias a que sabe unir letras para leer palabras en una suerte de concurso de a ver quién dice la mayor salvajada. Ése es el lamentable resumen de la intervención de la primera dama de la Comunidad.

Ese no es el espíritu del 78, al que hizo referencia y que tras sus palabras los que dieron ese abrazo estarían escandalizados, incluso los de la derecha de entonces. Ese espíritu del que demuestra que no sabe nada. Si Ayuso quiso ayer recuperar esa concordia, ayer quemó iglesias, dejó valles llenos de sangre, otra vez.

Si hubiera que asimilar y asumir lo que transmitió, sin querer caer en la cloaca a la que, se ve que con gusto, bajó, cabría preguntar qué es lo siguiente con un gobierno del PP como el suyo, en comunidades, ayuntamientos o de la nación. ¿Persecución policial? ¿Detenciones arbitrarias? ¿Muertos en las cunetas? ¿Desaparecidos? ¿Dictadura? Pero no caemos tan bajo. Habría más, pero, no… no merece la pena, no caemos.

Por cierto, apropiarse de la bandera, la Corona, la Transición y la Constitución para convertirlas en patrimonio de la derecha queda feo. Por cierto, valga la redundancia, la derecha, salvo en la bandera, y tengo dudas, en las otras tres sagradas y democráticas cosas no cree. Es más, desde ayer, casi hizo bueno a Abascal.

“¿Qué será lo siguiente?”, preguntaba Ayuso. Lo siguiente es su dimisión. A los que hayan llegado hasta aquí, den un giro horizontal a la fotografía, ante un espejo es suficiente. Sorpresa.

3 thoughts on “Ayuso se pregunta si lo siguiente con los socialistas es que ardan las iglesias como en el 36”

  1. Esta clase de «gente»… algunas derechas y sobre todo ultra derechas, intencionadamente utilizan un vocabulario ofensivo con la idea de crear confusión y miedo en las personas normales. Poca gente, aparte de ellos mismos usaría estos términos revulsivos y nefastos, que no aprovechan sino para enfrentar a unos con otros y con el fin de crear una malsana popularidad. De decencia… nada de nada, porque no la tienen.

  2. ¿ Cómo es posible que Isabel Ayuso quiera meter miedo a los Españoles, ganar votos para el PP, resaltando en su discurso en la Asamblea de Madrid que los socialistas, después de exhumar a Franco vamos a quemar Iglesias como en el 36? Isabel Ayuso es una ignorante y no conoce la Historia, no fueron los socialistas los que quemaron las Iglesias, invito a Ayuso a que repase las lecciones de Historia ya que no conoce nada de aquella etapa.
    Esta «señorita Ayuso» y Aguado, sabiendo que no van a ganar las elecciones, quieren asustar a los Españoles recordándoles la fratricida guerra civil. El PSOE actualmente es un partido moderno socialdemócrata, ante todo demócrata y europeísta. ¿ Cómo se atreve esa novata e impresentable Ayuso que no conoce la historia decir que los socialistas vamos a quemar iglesias después de exhumar a Franco. Ayuso ha sacado a relucir su aversión a los socialistas, ha demostrado que es una ultraderechista del PP, lo mismo que Aguado. La guerra civil es el pasado y hay que pasar página, estamos en el siglo XXI, y el PSOE como he dicho es un partido moderno y europeísta. Que se vaya la señorita Ayuso con sus monsergas a reunirse con los ultraderechistas de su partido, que no es democrático . Ayuso es una novata, muy verde en política, nada más hay que verla y cómo actúa. Pobre PP con Ayuso y Aguado metiendo leña al fuego.

  3. Esta muchacha, bueno ya peina canas, aunque se las pinte, no tiene ni puñetera idea de lo que fue la transición. Gracias a las izquierdas, esas que menospreciar, fue posible esa transición, en ningún momento pedimos revancha por los cuarenta años de dominación ultra fascista, machacados por los grises en cuanto reclamábamos un poco de dignidad para el obrero, una mejora salarial o simplemente expresar nuestra disconformidad con el régimen, antes de hablar en un bar mirábamos a todos lados por si se olía a secreta.

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