Aunque ERC, Junts y CUP acordaron dar un margen de dos años a la Mesa de diálogo, las fuerzas independentistas radicales arrecian en sus ataques. Así se han pasado lo que llevamos de verano.
Mientras que los republicanos catalanes aparcan de momento la vía unilateral, sus socios en el Govern y los cupaires no parecen dispuestos a esperar.
Sostienen que, puesto que el Gobierno no va a permitir un referéndum ni una amnistía no hay razones para extenderse en una negociación. Un diálogo que ni siquiera ha empezado puesto que la primera reunión debería celebrarse el 13 de setiembre en Barcelona.
Por eso, Carles Puigdemont, el expresidente de la Generalitat huido a Bélgica, pida empezar a trabajar en el nuevo “embate democrático”. Así han bautizado al plan alternativo por si fracasa la mesa de diálogo.
En ello insiste también Laura Borràs, la mujer de paja de Puigdemont y líder de los neoconvergentes en el Parlament.
Para los secesionistas, tanto la amnistía como el referéndum, pactado o unilateral, son propuestas irrenunciables y a ello se agarran. Por eso empiezan a buscar alianzas externas.
“Lo entiendo como un proceso en que los catalanes deciden su futuro votando. Y la mejor manera de que eso tenga resultado es que eso sea reconocido, también por la comunidad internacional”, señaló Oriol Junqueras en una entrevista en RAC1.
Su planteamiento es referéndum o referéndum, sin más. Es decir, o lo aprueba el Gobierno central o lo hacen por la vía unilateral.
Según trasladó el líder de ERC, “el Estado español no tiene ningún interés en reconocer la independencia”, algo que sólo se lograría en una consulta.
“La mejor manera para que la comunidad internacional reconozca esa voluntad democrática es dejándonos acompañar por ellos. Y nos dicen que intentemos negociar, que seamos los campeones de la negociación y no nos levantemos de la mesa”, explicó. En cambio, no concretó a que entidad supranacional se estaba refiriendo.
Cabe recordar que ningún Estado apoyó la declaración unilateral de independencia catalana de 2017. Todas las diplomacias internacionales sostuvieron que se trataba de un asunto interno de España. La comunidad internacional dejó claro que no intervendría.
Por tanto, a juicio de Junqueras, conseguir ese aval “no será fácil”, si bien piensa que algo sí ha cambiado en esa sensibilidad hacia Cataluña.
Justifica esa confianza en la resolución de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa del pasado junio. En ella se pedía la reforma de los delitos de rebelión y sedición del Código Penal español. Asimismo, el indulto a los presos del procés, que se concedió, y retirar la demanda de extradición contra Puigdemont.
La importancia de esta resolución no pasa de ser una recomendación, institucional, eso sí, pero va poco más allá. En cambio, los independentistas los ven como un gran triunfo para su causa.
Dicho esto, el líder republicano remarcó que “la comunidad internacional nos mira y nos piden que nos esforcemos, que lo intentemos”, en alusión al diálogo.
Así, para ERC la vía del diálogo permite ganar credibilidad internacional. En cambio, para Junts se está transmitiendo erróneamente que la situación se ha encarrilado. Dos visiones completamente opuestas que harán difícil un entendimiento.