Se muere el Mar Menor

Se muere el Mar Menor

El Mar Menor viene sufriendo una constante degradación medioambiental que lejos de estar en vía de solución se está agravando en los últimos meses.

Así se denuncia en un interesante editorial de El País en el que se exponen las causas de tal despropósito pese a las alertas lanzadas. Una situación que se ha manifestado dramáticamente en las playas murcianas recientemente.

Hace dos años aparecieron, y se retiraron, tres toneladas de peces muertos a causa de la anoxia, la falta de oxígeno en el agua. La semana pasada se repitió un episodio semejante con la aparición de miles de alevines muertos de varias especies.

Entonces, se recogieron unos 250 kilos. Sin embargo, la situación empeoró a lo largo de la semana y este domingo se recogieron 4,5 toneladas en el Mar Menor.

Detrás de este desastre ecológico está, entre otras causas, el exceso de nutrientes que proceden de los abonos de la zona. Entran en la corriente con el agua de los riegos.

A eso se suman los vertidos procedentes de los excesos urbanísticos. Tal es la situación, que Cartagena y otros municipios cerraron las playas afectadas.

Sin embargo, esto solo es lo que se ve, señala el artículo de opinión. No se ha dado una solución mientras se cruzan acusaciones entre el Gobierno murciano y el Ejecutivo central, al que reclaman más competencias.

En 2020, apunta el editorial, se admitió a trámite en el Congreso de los Diputados una iniciativa legislativa popular. Los ciudadanos tratan de conseguir medio millón de firmas para dotar al Mar Menor de personalidad jurídica.

De este modo, sus representantes legales podrán defender sus derechos ante los tribunales. Dicha iniciativa, pionera en España, miró a otras anteriores del río Atrato en Colombia y del río Whanganui en Nueva Zelanda.

Y es que la presión agrícola, turística y urbanística ha cambiado el entorno de esta laguna salada. Antes, sus aguas eran cristalinas y en ellas se podían ver multitud de especies. Ahora la invaden las algas y sus aguas están turbias.

Su entorno se ha transformado en una zona de regadío, en la que, además, hay que añadir la actividad de las desaladoras.

Por su lado, la Confederación Hidrográfica del Segura ha detectado innumerables irregularidades, en su mayoría relacionadas con vertidos agrícolas.

Además, contribuye al aumento del desequilibrio la depuración de aguas residuales y la minería.

La conclusión es que los excesos de la explotación agraria, urbanística y turística no son compatibles con la conservación de un medio natural como este.

Por tanto, urge que se materialicen en hecho concretos los compromisos medioambientales adoptados por España. Urge también que las administraciones implicadas aúnen esfuerzos y objetivos y actúen sin más demora.

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