¿Cómo volveremos a clase?

¿Cómo será la vuelta a clase?

La variante delta ha llenado de incógnitas cómo será la vuelta a clase en setiembre, con un panorama bien distinto al que parecía en mayo. Entonces, el Gobierno y las Comunidades Autónomas planificaron un regreso a las aulas sin imaginar el actual escenario epidemiológico.

¿Serán suficientes las medidas contempladas en ese plan de vuelta a clase? El patógeno es mucho más contagioso. Sin embargo, los gobiernos regionales se mantienen a la espera y no han variado las pautas de seguridad.

En mayo, Isabel Celaá, entonces ministra de Educación, y Carolina Darias, ya titular de Sanidad, se reunieron con los consejeros autonómicos de ambos ramos.

Acordaron volver a los ratios prepandemia, es decir, 25 alumnos en infantil y 30 en primaria. También se mantendría la fórmula de los grupos burbuja.

Asimismo, la pautas de distancia de seguridad de 1,2 metros entre estudiantes de secundaria, en vez de los 1,5 del curso anterior. Esto último fue una solicitud expresa de las CCAA para garantizar la presencialidad y reducir costes de contratación de profesorado.

Vuelta a clase con ventilación, y salidas y entradas escalonadas

Además, el acuerdo contempla que profesores y alumnos deberán seguir llevando mascarilla. También, la ventilación de las aulas y la salida y entrada escalonadas para evitar interacciones.

Sin embargo, ante la actual situación, no todos están de acuerdo en que estas medidas sean suficientes para la vuelta a clase en apenas un mes. La experiencia del pasado curso fue mejor de lo que se esperaba.

Lo previsible ahora es que una mayoría de los alumnos que vuelvan a las aulas hayan recibido ya al menos una primera dosis de la vacuna. De hecho, se espera que en las primeras semanas del curso se vayan completando las pautas.

No obstante, hay que considerar que los menores de 12 años representan el 11% de la población escolar. Para ellos, en cambio, no hay prevista fecha de vacunación. Ni siquiera se ha aprobado.

La duda es si estos grupos puedan convertirse en el reservorio del virus y supongan el inicio de una sexta ola. No preocupa tanto la incidencia en los pequeños puesto que hay evidencia de que los efectos en ellos son infinitamente menores. Además, su capacidad de contagio es también menor.

En cambio, ningún experto se atreve a pronosticar qué sucederá ya que hablamos de una variante enormemente capaz de transmitirse. La incógnita está en el aire y apenas quedan cuatro semanas para la vuelta a clase.

No importa tanto el tamaño de los grupos

Importa menos, según algunos expertos, el número de alumnos por aula. Las medidas deben ser prácticamente las mismas que en el pasado curso y el tamaño de las aulas es lo menos importante y lo menos necesario.

Por tanto, hacen hincapié en que lo que más hay que vigilar es los posibles brotes. Y sobre todo, que si un menor tiene síntomas, por leves que sean, no se acerque a los colegios o institutos.

Asimismo, dan especial relevancia en la campaña de vacunación de los adolescentes entre 12 y 19 años. Su comportamiento es más parecido al de los adultos, pero sin su capacidad de control.

De ahí que cobre especial importancia que esa franja de edad quede completamente inmunizada antes del comienzo del curso o al poco de su inicio.

Además, insisten en que buena parte de las medidas como ventilar pueden ser clave. Ahora bien, los adolescentes y niños van a estar en las aulas y si hace frío no se ventilará tanto. Por eso, no se puede tener a millones de chavales sin vacunar encerrados y sin una buena ventilación.

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