«Carta de Milarepa desde el Tibet» (XIX), por César García Cimadevilla.

César García Cimadevilla caricaturizado.

Recuerda dónde estamos, céntrate y no enciendas el turbo de la olla a presión, que te encanta levitar por ahí como la androide de Raised by wolves (me vas a obligar a aprender inglés) aunque nosotros lo hacemos mejor y más cómodamente, ten en cuenta que ella tiene que extender los brazos en cruz y nosotros podemos ir de pie, sentados, tumbados, como nos resulte más cómodo. Como veo que te has perdido te recuerdo que en el mundo real ya has sido descongelado y estás viendo esa serie, no es el futuro, sino el presente y que tu yo congelado es una metáfora, o si prefieres es una realidad pero en otra dimensión cuántica. En esa realidad paralela tu yo auténtico está congelado, con el tenedor camino de la boca con un trozo de tortilla que a este paso no llegará nunca, mientras tu otro yo, sutil, espiritual, está viajando conmigo, tu querido amigo y hermano en el Todo, Milarepa, que a este paso no te vas a acordar ni de mi nombre. En una tercera dimensión está el artilugio que ha parado el tiempo como en la serie Tales from de loop (lo tuyo con las series dará que hablar) y nosotros, con nuestras pulseras metálicas, nos movemos entre los congelados como quien lava, pero sin levitar, lo que es un poco más incómodo. En esa dimensión podrías descongelarlos y si no fueran buenos extenderías el artilugio, con el dedo en el interruptor, y les dirías: O sois buenos o “tos congelaos”. Una expresión que te encanta y que aprendiste por la Mancha.

Aquí en el laboratorio todos se mueven, están descongelados, o mal lo tendríais con la vacuna. Para que no nos vean he extendido el velo de Maya por sus ojos y solo ven lo que quieren ver. Ahora sí, ahora puedes decirme lo que piensas de los negacionistas y de los antivacunas. A los primeros los despachas con una frase sepulcral: negarían a su madre si con ello pudieran impedir que les arrebataran el Estado del bienestar. En cuanto a los segundos, la desconfianza que ha generado en tu sociedad tanta mentira, tanta manipulación, tantas noticias falsas, tanto dime y direte, es tal que ahora desconfían de los científicos, esos santos varones y santas hembras, para ser paritarios, temen que les engañen y que con la vacuna les inoculen unos nanorobots que les conviertan en zombis a su servicio, o piensan que la vacuna no es todo lo fiable que dicen y les puede tocar la lotería de un efecto secundario mortífero. A ellos les comprendes un poco mejor, pero lo cierto es que si no estuvierais conectados, vinculados (y aquí te vuelvo a recordar que has abandonado la teoría de la vinculación de Milarepa que estabas escribiendo) cada uno podría tomar sus propias decisiones y santas pascuas, lo malo de las epidemias, pandemias y todo tipo de “demias” es que se extienden como la pólvora cuando hay grupos que se niegan a vacunarse. Algunas enfermedades han sido erradicadas gracias a las vacunas, eso es innegable, por lo que los antivacunas tendrán que pensar en la metáfora que dices a continuación: estás en tu derecho de ir con tu coche por el carril que quieras, es tu decisión, pero si vas por el carril contrario, no solo corres peligro de matarte sino que matarás a inocentes que no tienen culpa alguna de que tú desconfíes y no sigas las normas.

Aquí en el laboratorio ya se están haciendo experimentos con humanos, después de hacerlos con animales, que para eso son inferiores en rango y consciencia a vosotros, pero de eso prefieres hablar en otro momento. Lo cierto es que un laboratorio ha tenido que parar porque ha habido consecuencias indeseables y no saben si es culpa de la vacuna experimental o si eso le habría pasado de todas formas sin vacuna. Piensas que a lo mejor no hay otro remedio que experimentar las vacunas con humanos, pero maldita la gracia que te hace ser un cobaya. Admiras a los voluntarios, al fin y al cabo se están sacrificando para que otros tengan vacunas testadas y no les pille el toro, pero te preguntas si no habrá otra forma de saber si las vacunas funcionan o no. Como no eres científico no puedes saberlo y tampoco les puedes preguntar a los del laboratorio porque no te ven con el velo de Maya en sus ojos. Seguro que si tuvierais ya androides lo probarían con ellos, a no ser que se rebelaran, lo que no pueden hacer los animales. ¡Quieto muchacho! Que ya te estás lanzando, con lo que a ti te gustan los robots y más las robotinas, como has contado en tantos relatos. Estas cuestiones te las explicaría yo mejor en la teoría de la vinculación, pero como no quieres escribir a mi dictado, ahora te encuentras en un laberinto para explicar los sacrificios necesarios que deben hacer algunos para que otros vivan tan ricamente. Es una cuestión que queda pendiente. No sé si has acabado con la vacuna y podemos irnos de este laboratorio. Sí, ya sé que en el futuro-presente en el que estás hoy se manifiestan tus colegas de la cultura que están con el agua al cuello. Esa es otra cuestión peliaguda, ¿salvamos el arte y la cultura o preferimos que los gobiernos del planeta se gasten un presupuesto elevado en armamento? En algún momento tendremos que hablar de la economía circular, del fin del Estado del bienestar, de la economía de supervivencia y de quiénes son los gobernantes para decidir quién se salva o se muere. Ahora arrodíllate, ya que nadie te ve y no quedarás mal, y haciendo el saludo budista, repite conmigo.

QUE LA PAZ PROFUNDA OS ACOMPAÑE SIEMPRE EN EL CAMINO

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