“Un discurso para la Historia”, por Nico Ferrando.

Nico Ferrando

Asistimos los españoles a un discurso que quedará para la posteridad por su carácter marcadamente social. Me hizo recordar a los pronunciados por Felipe González en 1982 y de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004. Estoy convencido de que lo que vivimos fue el comienzo de un cambio de ciclo, por primera vez en España habrá un gobierno de coalición entre el Partido Socialista Obrero Español y Unidas Podemos. La apelación del candidato a presidir el gobierno, Pedro Sánchez Castejón, al ecologismo, al feminismo, a la igualdad en todos los niveles, a la derogación de la reforma laboral y de la ley mordaza, a la revolución digital que ya esta aquí, a la unidad territorial, al problema de la despoblación, al reconocimiento de la memoria histórica y un larguísimo etcétera, es verdaderamente ilusionante. Yo considero que el aspecto programático que desarrolló en casi dos horas el secretario general del PSOE puede ser compartido por la mayoría de los españoles. Incluso, por aquellos que votarán negativamente a la investidura del único que puede encabezar el ejecutivo.

Me pareció muy interesante la agenda verde que desarrolló Pedro Sánchez, con el cambio climático como tema central y principal. Debemos tomar conciencia de que si no tomamos medidas en este asunto corre en peligro el futuro de nuestras próximas generaciones. Mientras otros dirigentes internacionales apuestan por el negacionismo, el candidato consideró crucial abordar el calentamiento global en el marco de la Unión Europea, con Borrell a la cabeza, ahora que volvemos a tener una alta representación en Europa.

Me llamó la atención el carácter igualitario de su alocución. Habló sin complejos de los feminicidios que se están produciendo y que tenemos que tratar de evitar con políticas públicas acordes a esta tragedia, máxime cuando hay un grupo parlamentario, el de Vox, que dice alto y claro que hay que laminar las propuestas del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Afirmó sin complejos que hay que regular el mercado del alquiler en las grandes urbes y, por primera vez, se atrevió a mencionar a Cantabria y Extremadura, las dos grandes olvidadas en materia de infraestructuras. Hasta tuvo palabras para los españoles residentes en el exterior y se comprometió a suprimir el voto rogado.

En el aire se podía percibir una negociación que se estaba produciendo entre bambalinas entre las dos fuerzas políticas de izquierda, que no estaban siendo fácil y que para algunos estaban encalladas, habida cuenta del tono utilizado por Pablo Iglesias, un tono que a nadie le sorprende en absoluto a estas alturas. Pero. ¿De qué estamos hablando, de un gobierno que cambie la vida de la gente o de la fuerza que tiene que tener Unidas Podemos en un futuro gobierno? ¿Serán tan irresponsables de unir sus votos con la extrema derecha y quitarnos la ilusión? Espero que no. “Suman junto a PP, Ciudadanos y Vox una mayoría alternativa” le espetó Pedro Sánchez al líder morado. Evidenció la difícil situación en la que se encuentra su formación política. Están en una verdadera encrucijada. Soy optimista y creo que las posiciones se moderarán en aras del interés general.

Las replicas del presidente en funciones a Pablo Casado y a Albert Rivera fueron claramente brillantes. Los dos líderes que están más ocupados en su lucha por encabezar el espacio conservador como para ofrecer un servicio al Estado y evitar un bloqueo institucional que no tiene precedentes. Cuando no hay una mayoría alternativa, hay que dejar conformar el gobierno a quien ha ganado las elecciones con holgura. No es de extrañar que Pedro Sánchez proponga reformar el artículo 99 de la Constitución Española.

Se seguirá negociando contrarreloj durante esta semana y todo apunta a que el jueves tendremos un gobierno de progreso en España. ¡Nos lo merecemos!

1 thoughts on ““Un discurso para la Historia”, por Nico Ferrando.”

  1. Comentario del discurso del Presidente en funciones muy acertado. Pero no estoy seguro de que «Unidas Podemos» quiera un gobierno de izquierdas que no dirijan ellas.

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