Obsolescencia sanitaria

Por Carolina Gutiérrez Montero
(Investigadora biomédica)
Los grandes avances tecnológicos adquieren su máxima expresión en el campo de la medicina. Escáneres de alta resolución, robótica asistencial, modelos de simulación, impresoras 3D en el campo de la cirugía, exoesqueletos…
Sin embargo, acudimos en nuestra sociedad a una cierta obsolescencia de la tecnología sanitaria. Es decir, a pesar de estos grandes avances tecnológicos, los que nos llegan realmente al mundo sanitario que nos rodea, son muy escasos en comparación a este gran desarrollo.
Un estudio llevado a cabo en 2013 revelaba que en España 1 de cada 4 equipos de tecnología hospitalaria estaban obsoletos. A día de hoy esta situación continúa siendo crítica como consecuencia de las políticas de austeridad aplicadas por las diferentes Comunidades Autónomas.
Vivimos una situación de ralentización de la renovación tecnológica y la inversión en el mantenimiento de los equipos está limitando mucho las mejoras asistenciales y disminuyendo la calidad y eficiencia del sistema. Para que los grandes avances tecnológicos sean una realidad y puedan dar respuesta a las demandas que plantea la sociedad es necesaria una mayor inversión en I+D+i algo que por desgracia en España en estos momentos no está sucediendo.
La innovación en nuestro país se aleja mucho de las cifras alcanzadas en la Unión Europea. De hecho somos uno de los cuatro únicos países que todavía no han recuperado los niveles de inversión de 2008. Es más, estamos peor que antes de la crisis ya que nuestra situación actual en inversión en tecnología sanitaria alcanza valores similares al año 2004, un 10% menos. Mientras que en el resto de la Unión Europea la inversión alcanza un 25% más que antes del comienzo de la crisis.
Y es realmente una pena, porque el poder contar con estos avances tecnológicos en los centros hospitalarios públicos supondría unas mejoras diagnósticas y asistenciales sin precedentes para toda la sociedad.
No se trata por supuesto de desechar todos los equipos que forman parte del parque tecnológico hospitalario, pero sí quizá de una redistribución de los mismos y una adquisición de equipos más avanzados, accesibles a todos pero en centros más especializados.
Es entendible que no todos los centros sanitarios públicos españoles cuenten con un equipo de robot quirúrgico como el Da Vinci X que se aprobó para la Unión en Europea en Abril de 2017. Pero por las ventajas que ofrece desde el punto de vista quirúrgico en algunas cirugías muy especializadas, sí que deberíamos contar en el sector público con algunos centros especializados (repartidos por todo el territorio nacional) que dispongan de estos equipos robóticos, y a los que pudiesen tener acceso todos los ciudadanos en caso de requerirlo.
Las cirugías con este tipo de robot presentan una mayor seguridad y precisión y una menor agresividad que las cirugías convencionales, y han demostrado un gran avance en el campo de la cirugía urológica oncológica. En los centros más pioneros del mundo ya cuentan con equipos como este. ¿Por qué en nuestro país no podríamos tener acceso a estos equipos?, ¿por qué nuestros ciudadanos no podrían beneficiarse de estas mejoras tecnológicas en un área tan importante como es la salud?
Piensen por un momento que tienen un hijo con una enfermedad neuromuscular que le tiene condenado a vivir en una silla de ruedas. Piensen que hay una investigadora española (Dra. Elena García) que ha diseñado el único exoesqueleto aprobado para niños (Exoesqueleto Atlas 2020) después de dos ensayos clínicos a nivel mundial. Que este exoesqueleto puede favorecer la  marcha en su hijo, ralentizar la aparición de complicaciones y por supuesto mejorar su estado de ánimo ya que los niños pueden por fin levantarse de esa silla de ruedas y caminar por momentos. Imagino que todos querrán contar con un exoesqueleto como este en los centros de referencia en los que sus hijos lleven a cabo la rehabilitación pautada por sus especialistas. Yo les aseguro que no lo dudaría ni por un instante.
Esto es lo que implica invertir en I+D+i. Esto es lo que implica tener una sociedad a la altura de la Unión Europea en tecnología sanitaria. Esto es lo que nos haría ser un país que piensa en sus ciudadanos y en su salud. Esto es lo que nos haría ser una sociedad en crecimiento, una sociedad de futuro.

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