“Las grandes empresas tecnológicas de EEUU se plantan ante las políticas antichinas de Biden”, por Francisco Villanueva Navas.

Francisco Villanueva Navas.

Francisco Villanueva Navas · @FranciscoVill87. Economista y periodista financiero.
Las high tech de EE.UU. se oponen a la política antichina de Biden de manera evidente y ya las principales compañías de alta tecnología de EE.UU., Nvidia, Intel, y Qualcomm, especializadas en el factor crítico de la actividad que es la fabricación de semiconductores o “chips”, se opusieron públicamente la semana pasada a la política del gobierno del presidente Joe Biden de prohibición y enfrentamiento en materia de “high tech” con la República Popular, lo que fue reflejado en la nota principal de portada por el “New York Times”, la mayor publicación norteamericana. El argumento estratégico de rechazo a la política de enfrentamiento con China del gobierno de Joe Biden de las grandes firmas “high tech” fue el siguiente:

Impedir la venta o transferencia a China de tecnología de avanzada no solo afecta drásticamente a las propias actividades norteamericanas, debido a que sus exportaciones dependen en forma elevada del mercado chino, que es el primero del mundo, y adquiere por año más de 400.000 millones de dólares en “chips” o semiconductores.

A esto hay que agregar que así también se frustra la construcción en EE.UU. de nuevas plantas de “chips”, que es el objetivo básico de la ley impulsada por la administración demócrata sancionada en agosto de 2022, que cuenta con un programa de subsidios por 280.000 millones; y la razón por la que lo impide es por falta de incentivos suficientes para su fabricación en territorio norteamericano.

Lo verdaderamente asombroso de esta declaración o denuncia es que las 3 grandes “high tech” estadounidenses consideran que la principal consecuencia no querida pero ineludible de la política del gobierno de Joe Biden es que obliga a la República Popular a competir con EE.UU en este terreno crucial, y esto va a acelerar la creación de una industria autónoma, completamente independiente, de fabricación de “chips” chinos; lo que “…abre la vía para un mundo dominado por los semiconductores de la República Popular”, lo que dejaría atrás irreversiblemente a la industria de los “chips” norteamericanos.

Se trata de una constatación formidable: las 3 grandes “high tech” de EE.UU. señalan que el gobierno norteamericano arriesga entregarle el dominio del ecosistema mundial del núcleo del proceso de digitalización a la otra superpotencia de la época, y principal competidora con EE.UU. por el dominio del poder en el mundo, centrado en la alta tecnología.

“Lo que arriesga EE.UU es impulsar el desarrollo de un ecosistema de alcance global liderado por los competidores”, sostiene Tim Teter, Consejero General de Nvidia, la principal y decisiva empresa “high tech” estadounidense, lo que refleja con evidente alarma el “New York Times”, el mayor diario norteamericano.

El problema de fondo de esta situación es la imposibilidad absoluta de separar y desacoplar la economía de EE.UU. de la República Popular, que son la primera y la segunda superpotencias mundiales, y los dos sistemas más estrechamente vinculados a través del comercio y las inversiones en el capitalismo de nuestra época.

El dato estratégico fundamental a subrayar es que el capitalismo del siglo XXI es un sistema absolutamente integrado por la revolución de la técnica, y por lo tanto mutua e intrínsecamente cooperativo, más allá de los enfrentamientos propios de la competencia; y que acelera su integración al ritmo del proceso de digitalización, que se ha híper potenciado en los últimos 5 años a través de la difusión generalizada de la Inteligencia artificial (AI); y los 2 exponentes centrales de este fenómeno crucial de esta fase de la historia son, precisamente, EE.UU. y la República Popular.

Identificar una tendencia no implica en modo alguno la formulación de un pronóstico acertado. Pero no hay pronóstico válido de ningún tipo sino a través de una identificación elemental con la realidad de las cosas; y la tendencia esencial de la época es la vinculación cada vez más estrecha de las dos mayores industrias “high tech” del planeta, que son la china y la norteamericana.

Hay una puja central en EE.UU. entre las preocupaciones de “seguridad nacional” del gobierno de Biden y los intereses comerciales y de competitividad de los principales integrantes de su industria “high tech”, que actúan sobre la premisa de que el enfrentamiento con China perjudica raigalmente a la industria de EE.UU. Se trata de una paradoja verdaderamente brillante que surge de la integración plena del capitalismo globalizado de la época.

Es lo que van a plantear esta semana en Washington los 3 ejecutivos máximos de Intel, Nvidia, y Qualcomm. No son expertos en geopolítica, sino los líderes de la actividad técnica/científica más avanzada del Chinamundo actual; y el mensaje que van a transmitir al Congreso y la Casa Blanca, así como a los principales centros de investigación y conocimiento de la Academia norteamericana, es uno solo e inequívoco: en un mundo absolutamente unificado por la revolución de la técnica, todo intento de restablecer la “Guerra Fría” es un burdo anacronismo, impropio incluso de los grandes museos históricos de Washington, Nueva York y Chicago.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *