Además, un tercio tiene grandes posibilidades de experimentar cambios importantes.
Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, España podría perder un 20% de los actuales empleos a causa de los procesos de automatización, a lo que se une que una tercera parte experimentará muy probablemente cambios significativos.
Así, el “alto riesgo de automatización” en España se sitúa por encima de la media de los países miembros de esta organización, que está establecida en el 14%, y solo por detrás de Eslovaquia, con el 33,6%, Eslovenia y Grecia. En cuanto a los empleos que pueden sufrir una sería reestructuración, la media se sitúa en el 31,6%, por lo que España queda tan solo un poco por debajo de esta cifra, un 30,2%.
No obstante, el club de países desarrollados matiza que es improbable que haya una fuerte disminución del empleo, puesto que la cantidad de trabajos continúa una tendencia alcista, aunque algunos puestos pueden desaparecer, de tal modo que algunos sectores pueden verse más afectados que otros.
En ese sentido, la organización señala que “la educación y el aprendizaje de adultos serán esenciales para asegurar una transición serena entre los trabajos que desaparecen y los que se crean”. Alerta de que los trabajadores que tengan poca cualificación o sean atípicos tienen menos opciones de acceder a una formación similar a la que están recibiendo sus homólogos con trabajo estable y altamente cualificados.
Se calcula que en España, en un año, el 45% de los empleados temporales y el 32% de los de por cuenta propia reciben alguna formación, mientras que entre los empleados con contrato indefinido y a tiempo completo representan el 56%. Tal es así que en nuestro país es donde se registra una mayor tasa de incidencias del trabajo temporal entre los países desarrollados, en concreto el 26,7% en 2017, cuando la media de los miembros de la organización es del 11,2%.
Por su lado, la tasa de trabajadores a tiempo parcial que trabajan menos de 20 horas a la semana está en el 5,3%, cuando la media de la OCDE es del 6,7%. Respecto a los autónomos dependientes, en España era del 10,1% mientras que en la organización es del 15,9%.
El informe indica que la experiencia laboral de muchos jóvenes y de los trabajadores adultos que no tienen estudios superiores ha experimentado un empeoramiento durante los últimos diez años, señalando que, aunque las mujeres continúan siendo el grupo con mayor riesgo de empleo precario, salarios bajos y desocupación, se van encontrando cada vez más jóvenes sin estudios superiores y cada vez más hombres que se ven afectados.
Así, el porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan, los NiNi, es del 19,9%, siendo el tercero más alto de toda la organización y un 4% más que en 2007. También da la voz de alerta acerca de los trabajadores jóvenes con alta cualificación que se enfrentarán a serias dificultades y un riesgo de recibir un salario bajo creciente, siendo la tasa en 2016 del 44%, un 20% más que el riesgo calculado en 2006.
La OCDE hace hincapié en la importancia del marco regulatorio de la protección de los trabajadores y denuncia que hay muchos trabajadores atípicos que están total o parcialmente fuera de éste. Por ello, pide que se refuercen los derechos y la protección de estos, luchando contra el falso trabajo por cuenta propia y volviendo a equilibrar el poder de negociación, que en la actualidad favorece a los empleadores.
Pone en valor que en muchos países, entre los que se encuentra España, se ha incrementado la capacidad de los inspectores de trabajo con el objetivo de detectar el incumplimiento de la regulación, se ha formado a mejor la preparación de los inspectores y los esfuerzos se han concentrado en sectores y regiones donde el falso trabajo por cuenta propia es habitual.