Hildergarda o el indulto de Eva

Por Elena Calabrese.

En 2009, la directora alemana Margarethe von Trotta rodó una película, Visión, con la trayectoria de la santa como eje argumental, donde quien la interpretaba era Barbara Sukowa.

Los mitos que surgieron antaño, las representaciones que evocan mundos llenos de magia y luz, repletos de héroes y seres fantásticos, guardan para sí un lado oscuro y desconocido que solo las almas perdidas pueden saber. El pecado y la maldad, tienen como origen el mayor mito de todos, el de Eva, la mujer que encarna en nuestra tradición judeo-cristiana todas las debilidades humanas por las que fuimos castigados y expulsados del paraíso.
Un nuevo mito, el de María, como madre de Jesús, llenara de pureza las amargas paginas que preceden al Mesías que será quien nos libre del horrendo pecado inducido por Eva y su malicia, su curiosidad insana, su poder de mujer que todo lo que toca corrompe.
Hildergarda de Bingen, Hildegart, una monja del siglo XI, desde su diminuta celda tapizada con los dibujos que le eran inspirados desde la divinidad, perdona a Eva y la convierte en madre y en mujer, en víctima de nuevo. La exculpa de su mal, la considera tentada igualmente que Adán por la serpiente y se cuestiona la razón de que Eva posea un alma corrupta y Adán no. ¿Porque la historia no le culpó también a él? ¿Quién corrompió el alma de Eva si fue hecha de la costilla del mismo Adán?
En el siglo XXI una mujer no puede ser víctima de una violación si no gritó lo bastante paralizada por el miedo o el alcohol o porque es una mujer que vive su libertad sexual sin avergonzarse. Entonces esta mujer es culpable. Si, las mujeres tenemos que seguir cargando con esta mitología de la culpa social ¿Quién vendrá a exculparnos? No tendremos defensa alguna porque no tenemos honor, ni criterio. Somos nosotras las que buscamos el problema porque nos saltamos las reglas, reglas muy claras que se graban en nuestro cerebro desde niñas: no salgas sola, no vayas por lo oscuro, no digas que no porque en realidad es si, abróchate ese botón, no te pintes, no hables, no provoques, no pidas, no levantes la voz, no faltes el respeto, no contradigas, no mandes, no rechistes, no te quejes, la noche es peligrosa, no estés sin un hombre, no seas nadie, sin ti no soy nada, sin mí no eres nada
Hildegart fue pionera en el pensamiento medieval de muchas cosas. Se alzó como una luz ante las pobres, oscuras y retorcidas mentes que condenaban a la mujer a ser el origen de los males: Pandora, Diana, Hécate, las Parcas, Las sirenas, las furias y los más enrevesados, nos otorgaron el mito de Lilith, el más siniestro de todos, por el que las mujeres nos convertimos en sedientas brujas asesinas de niños , aunque esta vez el pecado consistió en decir no, no al sexo con un Adán que utilizaba su cuerpo como festín sin otorgarle a Lilith el placer de elegir cuando y como. La primera violación de la historia, que al igual que hoy se ve juzgada de la misma forma: a través del ideario colectivo que condena el delito, el verdadero delito: rebelarse y decir no.
Hildegart también dijo que no, no a ser manipulada por los ajenos a su convento y a su orden. Discutió los términos en los que manifestaba su fe, defendió la libertad de conciencia, la libertad de elegir. Escribió sobre teología, música, medicina y botánica y anticipo la idea de que la tierra era redonda y giraba alrededor del sol. Tuvo suerte, no la quemaron por ello. Pudo vivir ochenta años de una centuria casi olvidada y por eso es importante mantener vivo su recuerdo porque Hildegart viajo en el tiempo a través de su inmenso talento y nos trajo el mensaje de que por fin, toda culpa de Eva esta perdonada. Las hijas de Eva, estamos perdonadas. Gritemos alto esta buena noticia para que se haga eco en todos los tribunales que no viajaron en el tiempo, que se quedaron en el pecado original. Cantemos y gritemos que Hildegart nos ha iluminado con su infinita luz de sabiduría.

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