En un escenario de cruce de reproches y desconfianza entre el PSOE y Unidas Podemos, las abstenciones de los grupos mayoritarios podrían investir presidente a Pedro Sánchez el próximo 25 de julio. Se da por descontado que en una primera votación el candidato socialista no logrará la mayoría absoluta necesaria.
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Rotas las negociaciones con la formación morada, Sánchez se encamina a pedir a PP, Ciudadanos y al propio Podemos que se abstengan y faciliten que alcance de nuevo la Presidencia.
El presidente en funciones dejó claro el lunes que sus ofertas a Pablo Iglesias decayeron en el momento en que el líder confederal sometía a consulta entre sus militantes el sentido del voto de los diputados morados. Una consulta que para los socialistas es una “mascarada” para “blindarse” por lo que consideran que es una decisión ya tomada: votar en contra.
La apuesta de Sánchez es total. Expondrá su programa de Gobierno en la sesión del 22 de julio y eso es lo que tendrán que votar los diputados, confiando en que las abstenciones sean suficientemente mayoritarias para permitir su investidura. En ese sentido se ha manifestado Adriana Lastra, número dos del PSOE, quien ha dicho que “España no puede estar más tiempo sin gobierno y, por ello, les pedimos a todas las formaciones que no impidan que pueda gobernar quien ha sido elegido”.
Los socialistas saben que “no hay alternativa” que no sea un Ejecutivo liderado por Sánchez. Por ello, el presidente llamará a Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias para solicitarles que “no bloqueen”. Difícil tarea, puesto que Casado y Rivera vienen reiteradamente negándose a emitir una abstención. Tal es así que este último incluso ha rechazado reunirse con el presidente en funciones.
Parece que tampoco van mejor las cosas con Iglesias. Sus declaraciones en La Sexta acusando a Sánchez de sucumbir a las presiones del Ibex 35 no han sentado bien en el seno del partido. “Estas teorías de la conspiración caen por su propio peso y conociendo al secretario general y presidente son bastante ridículas”, expresó Lastra acerca de Sánchez. “Tiene una trayectoria acreditada de integridad, convicciones y mucho criterio. No se deja llevar por las presiones de nadie. Debería conocerle un poco más el señor Iglesias y también respetarle un poco más”, añadió.
Además, la vicesecretaria general se manifestaba en la misma línea que el presidente respecto a la consulta en Unidas Podemos: “Se ha negado a abrir una negociación y ha propuesto una consulta para justificar una decisión que ya había tomado hace tiempo”, señaló. “Parece claro que no se trata de incluir a personas expertas de Podemos, sino personas de Podemos en los puestos que decide Iglesias y eso no es negociar”, aseveró.
Con todo y con eso, la posible repetición electoral planea sobre los grupos parlamentarios y a ninguno parece agradarle. Gabriel Rufián invita al candidato socialista y al líder morado a negociar hasta el último minuto. “No hay ningún ministerio, ni ningún veto que merezca según qué cosas que están pasando estos días. Se nos vota y se nos paga para aportar soluciones y no conflictos”, aseguraba el diputado de ERC.
A su vez, mostraba su preocupación ante un posible adelanto electoral: “Unas nuevas elecciones serían una decepción y una frustración que sólo pagaría la izquierda. Entre los que no van a ir a votar y los que nos van a meter en el mismo saco, aquí palmamos todos”, lamentaba.
En esa misma línea piensan en el PSOE, que admiten que es “tirar una moneda al aire”. Los que quieren mirar con optimismo creen que obtendría mejor resultado que el 28 de abril al poder concentrar votos procedentes de Unidas Podemos, y también del centro. Piensan, asimismo, que el líder de la formación morada tendría complicado explicar su voto en contra de Sánchez.
Además, podría darse la circunstancia de enfrentarse a Íñigo Errejón en una hipotética nueva plataforma nacional. Y mientras, el presidente del PP se empieza a creer en que podría llegar a la Presidencia gracias a la división de la izquierda.
En cambio, en Unidas Podemos piensan que Sánchez se juega un todo o nada si se vuelve a convocar a los ciudadanos a las urnas, por lo que cederá antes de hacerlo.
Con este contexto, resulta difícil anticipar el sentido del voto de unos y otros. Mientras que unos ven el vaso medio lleno, los otros de estos mismos unos lo ven medio vacío. El miedo a un descalabro electoral, con la ciudadanía harta de tanta convocatoria, planea sobre todos y eso mismo puede hacer que la abstención se imponga. Aunque, va a ser que no.