El campo de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos, está diseñado para albergar a 3.000 personas. En cambio, en él se hacinan 13.000. George Protopapas, director nacional de Aldeas Infantiles SOS de Grecia, denuncia que la situación es crítica.
“Las condiciones de vida se han ido deteriorando cada vez más, acrecentando la frustración de estas personas, cuyo futuro es incierto, y generando un entorno inseguro para los niños, que tienen que soportar experiencias traumáticas a diario”, ha señalado.
La organización de atención directa a la infancia reclama que se agilicen los procedimientos para que estos migrantes no pasen meses e incluso años en un recurso concebido para periodos más cortos y con un nivel de inseguridad elevado. “Se necesitan más oportunidades de integración para que refugiados y migrantes puedan ser y sentirse parte de la comunidad de acogida”, sostiene Protopapas.
Aldeas Infantiles SOS trabaja en Lesbos desde finales de 2015. Actualmente, proporciona atención psicosocial y educativa a 750 niños que viven el campo de refugiados de Kara Tepe y apoyo a sus familias con la crianza. Además, ofrece refugio a niños no acompañados en la Aldea Infantil SOS de Vari y en Residencias de Jóvenes, desde donde se facilita la reunificación con sus familiares. Actualmente, hay más de 4.600 menores no acompañados en Grecia.
La organización cuenta, asimismo, con programas de fortalecimiento familiar para familias y niños refugiados y migrantes en Atenas, Salónica y Heraklion, a través de los que se favorece su integración en la comunidad.