El precio de la luz en España estuvo a punto de batir este martes su récord histórico situado por encima de los 106 euros el megavatio hora. Una situación en la que el Gobierno de la nación aún no ha tomado medidas efectivas de reforma para evitar la pérdida real de poder adquisitivo de los hogares españoles. Tan solo suspendió a mediados de junio el impuesto de la electricidad o bajar el IVA de la luz al 10%.
Por encima de los 106 euros el megavatio hora acerca el precio de la luz este martes a su nivel histórico, a un récord en España. Con ello, está dañando las economías domésticas más allá de lo razonable.
Los argumentos utilizados por los especialistas es el elevado precio de los derechos de emisión de CO2 y el encarecimiento del gas que provee la producción termoeléctrica.
En ese sentido, cabe destacar que el encarecimiento de las emisiones de CO2 se debe a un movimiento especialmente especulativo. Ha llevado el precio de dichos derechos a un nivel histórico, trasladando a los consumidores simplemente los efectos de un mercado meramente especulativo. Una vergüenza que debe reformarse más temprano que tarde.
No debería utilizarse el método actual para fijar el precio de la luz
Peor aún es el encarecimiento del gas natural. Bien es cierto que el elevado nivel del precio del crudo, especialmente a partir de los recortes de la OPEP, lleva al gas natural, precio que sigue al del petróleo, a sus niveles máximos. Sin embargo, la forma de determinación del precio, convierte al gas natural y a su precio en determinante de un nuevo abuso.
A ese respecto, el precio que se determina es el de la última energía primaria volcada al sistema. En este caso la termoeléctrica, el gas natural, cuyo precio se ha disparado.
Un sistema perverso que hace que las compañías utilicen este método para confundir el precio marginal, o precio de la última unidad producida con gas natural, con el precio medio, indicador este último que ha utilizado costes mucho más bajos de la eólica o la nuclear.
Esto lleva a las compañías a un sobrebeneficio que las catapulta en Bolsa. Unos resultados extraordinarios brutales que les permiten expandirse internacionalmente. Pero, al contrario, provoca también un encarecimiento absurdo del precio energético y un daño irremediable al bolsillo de los españoles.