Las elecciones han dado un resultado inapelable: para formar gobierno, los políticos y los partidos tendrán que pactar si no quieren ir a terceras elecciones, las quintas en poco más de cuatro años. Los votantes lo han dejado cristalino.
Puestos a ello, la aritmética parlamentaria deja pocos márgenes de movimiento. Partiremos del supuesto de que, por ideología, intereses manifiestos u oposición hacia la derecha o hacia la izquierda, nos encontraríamos con tres bloques más o menos definidos.
Así, el que llamaremos Bloque inclinado al SÍ de una investidura de Pedro Sánchez. Si nada varía ese supuesto, en ese bloque estarían PSOE (120 diputados), Unidas Podemos (35), Más País (3), PNV (7), BNG, PRC y Teruel Existe, cada uno con 1 representante. En total, 168 votos inclinados, inicialmente, a respaldar al candidato socialista.
Un bloque completamente opuesto lo formarían PP (88), Vox (52), JxCat (8), la CUP (2) y Navarra Suma (2). El Bloque inclinado al NO sumaría 152 votos que se opondrían a investir a Sánchez.
Ciudadanos podría encontrarse en ese bloque con sus 10 diputados, pero una vez que Albert Rivera ha dimitido y que ya antes había manifestado su inclinación a posibilitar el desbloqueo y permitir la formación de Gobierno, al menos, podríamos considerarlo en el grupo de Voto inicialmente no decidido.
En él incluiríamos, además de a la formación naranja, a ERC (13 escaños), Bildu (5) -por contrario a la derecha podría votar a favor o abstenerse, pero por radicalismo, no otorgar su confianza- y la coalición de partidos canarios -Coalición Canaria+Nueva Canarias- (2). Estos últimos incluso podrían dividir el sentido de su voto puesto que Coalición Canaria no se lleva bien con Unidas Podemos, pero Nueva Canarias es proclive al candidato socialista.
Con este panorama, se plantean múltiples variables de una investidura. En ninguno de los casos se antoja probable que el presidente en funciones revalide en primera votación, puesto que quienes tienen la opción real de desbloquear si se mantienen el inmovilismo de la derecha, es este último bloque y ya han manifestado que antes hay que hablar mucho.
Pero en segunda votación, en que se necesita mayoría simple –más síes que noes– hay posibilidades de que el PSOE siente de nuevo a Sánchez en La Moncloa. Se nos ocurren las diez más probables en función de las distintas variables.
Aquí descartamos, por casi ciencia ficción, un gran pacto entre socialistas y populares, que aportaría una estabilidad parlamentaria (208 diputados) que, a su vez, se torna inestable, pero, a pesar de las primeras declaraciones, sí podría producirse una abstención técnica solo para la investidura. Improbable, pero técnicamente posible.
Hay quienes apuntan a que finalmente el último bloque facilite la formación de Gobierno, sobre todo para huir de unas terceras elecciones que llevarían casi con toda certeza a la desaparición de Ciudadanos –de ahí que pueda inclinarse por abstenerse- y un auge aun mayor de la derecha.
En la responsabilidad de los parlamentarios y sus líderes queda que se ponga en marcha un Ejecutivo suficientemente estable para afrontar los retos que se avecinan: Brexit, tensiones comerciales, Cataluña, desaceleración.
Se evidencia que, en cualquiera de los casos, con abstención o no de Ciudadanos, el voto de ERC será decisivo, positivo si vota ‘sí’ o se abstiene, o negativo si vota ‘no’.