Aunque reconoce que todo depende de sus aliados internacionales, Juan Guaidó, autoproclamado “presidente encargado” de Venezuela, ha mostrado su disposición a que se lleve a cabo una intervención militar en el país caribeño con el objetivo de derrocar a Nicolás Maduro. Lo hace una vez que “la línea roja se pasó hace años” y después de denunciar “un golpe al Parlamento” al detener a su número dos, además de las acciones judiciales contra varios diputados.
En rueda de prensa desde Caracas, Guaidó se ha referido a una “cooperación internacional en suelo venezolano”, mencionando la Historia y el ejemplo de que Simón Bolívar, el libertador americano, hace 200 años, autorizó que tropas británicas entraran en territorio del país para luchar por la independencia de Venezuela. “Debemos hablar todas las opciones, responsablemente, que nos generen menor costo social, que generen estabilidad y gobernabilidad, para atender la emergencia y producir elecciones reales libres”, señaló.
Para el también presidente de la Asamblea Nacional, ya se ha superado, por parte del Gobierno de Maduro, la “línea roja” que desencadene una intervención militar: “Se pasó hace años”, dijo. “La emergencia es obvia, la necesidad es evidente”, y “eso tendrá que ver con los que van a cooperar”, añadió.
En ese sentido, Guaidó desveló que ya ha hablado de ello con los gobiernos de Estados Unidos, Ecuador, Colombia y Brasil, y también con países del Grupo de Lima y de la Unión Europea. “Hemos conversado con nuestros amigos y, por supuesto, han dado una respuesta afirmativa pero en condicional”, ha comentado. Con todo, matizó que la Asamblea Nacional no autorizará “algo en el aire”, insinuando que no dará el paso hasta que los aliados internacionales concreten la respuesta condicional.
Por otro lado, el “presidente encargado” de Venezuela aseguró que “la escalada represiva va a continuar. Damos como un hecho que van a seguir deteniendo a diputados, que van a detener al presidente encargado. ¿Qué pasa si eso se produce? ¿Eso es una línea roja para la comunidad internacional?”, cuestionó. Así, calificó la detención de Édgar Zambrano, vicepresidente de la Asamblea Nacional, como “un nuevo golpe al Parlamento” porque “es el vocero -portavoz- de la denuncia de la crisis humanitaria y de la corrupción”.
Destacó que “no es nuevo”, como los casos de Roberto Marrero, su jefe de despacho, y los diputados Juan Requesens y Gilber Caro, de los que dijo que están “secuestrados”, así como Freddy Guevara, un destacado opositor, que se ha visto obligado a refugiarse en embajadas extranjeras, o Julio Borges, que ha tenido que huir de Venezuela. “Y la lista no para ahí”, señalando a diputados “a los que les han quitado el pasaporte y a los que les han marcado sus casas el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional o el Ejército de Liberación Nacional”. “La Asamblea Nacional sufre un golpe continuado”, enfatizó.