En su primera comparecencia ante los medios tras la ruptura con Ciudadanos, Manuel Valls, líder de la plataforma Barcelona pel Canvi, ha arremetido contra la formación naranja y su estrategia por su posición ante Vox, advirtiendo que “además de sectaria es una estrategia equivocada que provoca un sentimiento de que se ha sacrificado Cataluña por ventajas electorales el resto de España”.
Con todo, al concejal se le suman problemas después de que Celestino Corbacho, ex ministro socialista, haya optado por unirse al grupo creado por Ciudadanos tras la ruptura, una decisión que Valls ha calificado como “incomprensible” aunque la respeta y rehúsa criticar.
En lo que se refiere a su futuro, seguirá como edil en la oposición junto a Eva Parera y ha afirmado que aspira “a resultar útil a mi ciudad”, a Cataluña, a España y a Europa. Aseguró que comparte mucho con la formación naranja pero que ésta “se fue convirtiendo en un partido diferente” y que lo único que le frenó para romper con él después de las elecciones andaluzas fue su compromiso con Barcelona. Reiteró que la foto en la plaza de Colón de Madrid junto con Vox fue un error.
El ex primer ministro francés se explicó que “la estrategia del ‘cuanto peor, mejor’ es una estrategia equivocada y peligrosa, que además ha dejado huérfanas a todas las personas que el 21-D otorgaron su confianza al mensaje de coraje y firmeza de Inés Arrimadas”, una estrategia que no funciona. “No. Cuanto peor, peor. Es de una enorme irresponsabilidad ir a buscar siempre o esperar lo peor. La tensión y el conflicto sin proponer nunca una alternativa no conducen a ningún sitio”, alertó.
Así, advirtió que multiplicar declaraciones a la prensa no es un proyecto político y quiso matizar que la ruptura con Ciudadanos se debe a un problema político y no a uno personal con Albert Rivera. Aseguró que muchos en la formación naranja son liberales, progresistas y europeístas, pero que “Ciudadanos se ha convertido en el partido que pacta de hecho con una formación iliberal, reaccionaria y antieuropea”.
Fue entonces cuando ha avisado de que no vale esconderse detrás del PP y que cada uno debe responsabilizarse de sus actos, en Madrid y en Barcelona, criticando, de paso, los pactos en Badalona y en Navarra. “No traje mi compromiso a España para acabar en la lucha para liderar las derechas, para relevar al PP o impidiendo la formación de un gobierno con mayoría constitucionalista en este país. No se puede pintar siempre España en blanco y negro”, señaló.
En consecuencia, sostuvo la necesidad de una puesta al día de la estrategia del constitucionalismo y se ha comprometido en esa tarea. Descarta la formación de un nuevo partido político en Cataluña y añadió que “es tiempo para la reflexión” y que ahora no es el debate de si formará un partido a nivel nacional.
También, después de expresar su satisfacción por haber impedido que Ernest Maragall, de ERC, fuera alcalde, se ha lamentado de que la alcaldesa volviera a colgar el lazo amarillo por los independentistas en prisión, aunque “ya sabíamos que lo haría. ¿Pero qué no habría hecho Maragall si hubiera conseguido Alcaldía?”, opinó.