Ayer fue otra fecha histórica en España: si nada se tuerce, por primera vez en España habrá un Gobierno de coalición. Después de meses de bloqueo, al borde de las 14:00 de ayer, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones y candidato a la reelección, y Pablo Iglesias, líder de Unidas Podemos, escenificaban la firma del preacuerdo que han alcanzado para formar un Ejecutivo de coalición y, así, poner fin a la situación ya insostenible a la que ellos mismos habían abocado a los españoles.
En un acto institucional cargado de solemnidad, en la cuarta planta del Congreso de los Diputados, ambos dirigentes suscribieron ante los medios el documento que da el pistoletazo de salida para lograr un “Gobierno profundamente progresista”, en palabras de Sánchez, que sirva como “vacuna ante la ultraderecha”, como así lo ha definido Iglesias.
En un tono ampliamente conciliador, con gestos y guiños, no solo entre ellos, sino a los escaños del PRC o Teruel Existe, ambos líderes insistieron en dejar atrás reproches por lo sucedido antes de la repetición electoral. “Es tiempo de dejar atrás cualquier reproche y trabajar codo con codo en la tarea histórica ilusionante que tenemos por delante”, apuntaba Iglesias.
“El proyecto político es tan ilusionante que supera cualquier tipo de desencuentro que hayamos podido tener durante los últimos meses”, apuntalaba Sánchez. Él mismo admitía: “Somos conscientes de la decepción que ello supuso entre los votantes progresistas y también entre aquellos ciudadanos que lo que querían era un gobierno y superar la situación de bloqueo que hemos vivido durante estos últimos años”.
Pragmatismo destilaban las palabras de Sánchez e Iglesias. “Un gobierno que trabaje por el diálogo para afrontar la crisis territorial y por la justicia social como la mejor vacuna frente a la extrema derecha”, fueron palabras del líder morado.
“Para nosotros es un verdadero honor poder trabajar desde el gobierno de nuestro país para mejorar la vida de nuestros compatriotas, pudiendo empezar así a cumplir el objetivo con el que nacimos. Pedro Sánchez sabe que podrá contar con toda nuestra lealtad y que vamos a dar lo mejor de nosotros mismos en este gobierno”, añadía y se comprometía.
Cataluña no estuvo ausente en las alocuciones de ambos líderes. “Un Gobierno de coalición progresista que combine la experiencia del PSOE con la valentía de Unidas Podemos, un gobierno que trabaje por el diálogo para afrontar la crisis territorial y por la justicia social como la mejor vacuna frente a la extrema derecha”, señalaba Iglesias.
“Lo único que no cabrá en el espíritu del futuro gobierno progresista será el odio y la confrontación entre españoles”, abundaba Sánchez. Será un “gobierno profundamente progresista”, insistía.
“Será progresista porque estará integrado por fuerzas progresistas, por el Partido Socialista y por Unidas Podemos, y será progresista, sobre todo y ante todo, porque va a trabajar por el progreso de España y por el progreso de todos y cada uno de los españoles”, sentenciaba el presidente en funciones.
“Lo que en abril era una oportunidad histórica se había convertido en una necesidad histórica”, comentaba Iglesias al principio de su intervención. “Los españoles, como bien ha dicho antes Pablo, han hablado y nos corresponde a los dirigentes políticos traducir su voluntad y superar la situación de bloqueo que desgraciadamente ha sufrido España durante estos últimos tiempos”, abundaba Sánchez.
Un acuerdo que pretende ser para toda la legislatura. “Vamos a buscar, lógicamente, el apoyo de otros grupos a este acuerdo para asegurar la mayoría parlamentaria necesaria para afrontar tanto la investidura como la legislatura”, apuntaba el líder morado.
Sin mencionar cargos o ministerios, el líder socialista decía: “Puedo adelantarles que es un acuerdo para cuatro años, es un acuerdo de legislatura y que el nuevo gobierno estará basado en la cohesión, en la lealtad, en la solidaridad gubernamental y la voluntad de aprovechar los perfiles más idóneos para el desempeño de las distintas responsabilidades de gobierno”.
“Los españoles ya se han pronunciado en tres ocasiones en lo que llevamos de año, dos elecciones generales, no hay motivos para más bloqueos. Apelamos a la responsabilidad y a la generosidad de todas las fuerzas políticas”, concluía.
Amén de agradecimientos y posterior abrazo de Iglesias a Sánchez y viceversa, toca negociar. Si han sido capaces de en menos de 48 horas alcanzar un acuerdo preliminar, ahora impera la necesidad de lograr los apoyos necesarios. No es tarea fácil. La aritmética parlamentaria lo pone cuesta arriba.
Con todo y con eso, los intereses de los partidos que ahora deben retratarse pueden inclinar sabiamente la balanza. Visto así, la formación de gobierno es factible. A Ciudadanos no le interesa otra repetición electoral, aunque Inés Arrimadas, postulándose ya para suceder a Albert Rivera, haya dicho que Sánchez está a tiempo de rectificar. A Esquerra, tampoco, recuerden.
Más fácil lo tiene Pablo Casado porque su tinte neofascista no le deja escapar de la atracción que la ultraderecha le supone y haya llamado al futuro gobierno, si se concreta, “radical”. De Vox mejor no hablamos para no aguarnos la fiesta, si la hay.
A los expertos dejamos el análisis de las diez bases, premisas, en las que se sustenta el preacuerdo. Los expertos, por cierto, es la ciudadanía que en tres ocasiones, en dos muy directamente, han dicho a los políticos: pactad y dejaos de tonterías. La derecha no lo ve, salvo en Andalucía, Murcia o Madrid.
Recogen el testigo Sánchez e Iglesias, Iglesias y Sánchez. Ahora bien, no todo es melodía biensonante y me hago eco –por una parte- de un comentario en el avance de esta información: “Ahora se anuncia, a bombo y platillo la futura boda de Sánchez e Iglesias. Las estipulaciones matrimoniales tienen una prosa futurista llena de dignidad social. Una letra magnífica, ahora falta ver la música. Ya se sabe que letra sin música no suena, no hay melodía. Hay que felicitarnos y desear que la melodía de seducción sea grata en TODOS los territorios del Estado”.
Debajo, el texto del acuerdo suscrito.
“El PSOE y Unidas Podemos hemos alcanzado un preacuerdo para conformar un Gobierno progresista de coalición que sitúe a España como referente de la protección de los derechos sociales en Europa, tal y como los ciudadanos han decidido en las urnas.
Ambas formaciones comparten la importancia de asumir el compromiso en defensa de la libertad, la tolerancia y el respeto a los valores democráticos como guía de la acción de gobierno de acuerdo con lo que representa la mejor tradición europea.
Los detalles del acuerdo se harán públicos en los próximos días. Actualmente, estamos avanzando conjuntamente en una negociación encaminada a completar la estructura y funcionamiento del nuevo gobierno que se regirá por los principios de cohesión, lealtad y solidaridad gubernamental, así como por el de idoneidad en el desempeño de las funciones.
Los ejes prioritarios de actuación del gobierno progresista de coalición se centrarán en dar respuesta a los principales retos que tiene ante sí la sociedad española en su conjunto:
1.- Consolidar el crecimiento y la creación de empleo. Combatir la precariedad del mercado laboral y garantizar trabajo digno, estable y de calidad.
2.- Trabajar por la regeneración y luchar contra la corrupción. Proteger los servicios públicos, especialmente la educación – incluyendo el impulso a las escuelas infantiles de cero a tres años-, la sanidad pública y la atención a la dependencia. Blindaje de las pensiones de nuestros mayores: asegurar la sostenibilidad del sistema público de pensiones y su revalorización conforme al coste de la vida. La vivienda como derecho y no como mera mercancía. Apostar por la ciencia como motor de innovación económica y dignificar las condiciones de trabajo del sector. Recuperar talento emigrado. Controlar la extensión de las casas de apuestas.
3.- Lucha contra el cambio climático: la transición ecológica justa, la protección de nuestra biodiversidad y la garantía de un trato digno a los animales.
4.- Fortalecer a las pequeñas y medianas empresas y a los/as autónomos/as. Impulsar la reindustrialización y el sector primario. Facilitar desde la Administración las bases para la creación de riqueza, bienestar y empleo, así como el impulso digital.
5.- Aprobación de nuevos derechos que profundicen el reconocimiento de la dignidad de las personas como el derecho a una muerte digna, a la eutanasia, la salvaguarda de la diversidad y asegurar España como país de memoria y dignidad.
6.- Asegurar la cultura como derecho y combatir la precariedad en el sector. Fomentar el deporte como garantía de salud, integración y calidad de vida.
7.- Políticas feministas: garantizar la seguridad, la independencia y la libertad de las mujeres a través de la lucha decidida contra la violencia machista, la igualdad retributiva, el establecimiento de permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles, el fin de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual y la elaboración de una Ley de igualdad laboral.
8.- Revertir la despoblación: apoyo decidido a la llamada España vaciada.
9.- Garantizar la convivencia en Cataluña: el Gobierno de España tendrá como prioridad garantizar la convivencia en Cataluña y la normalización de la vida política. Con ese fin, se fomentará el diálogo en Cataluña, buscando fórmulas de entendimiento y encuentro, siempre dentro de la Constitución. También se fortalecerá el Estado de las autonomías para asegurar la prestación adecuada de los derechos y servicios de su competencia. Garantizaremos la igualdad entre todos los españoles.
10.- Justicia fiscal y equilibrio presupuestario. La evaluación y el control del gasto público es esencial para el sostenimiento de un Estado del bienestar sólido y duradero.”