Aplicar la ley y hacer política con tolerancia no es incompatible. Los hombres y mujeres públicos han de utilizar las dos manos, la izquierda y la derecha, el diálogo y las reglas, la paciencia y la ley, la flexibilidad y la justicia.
Los simples creen que aplicando solo la ley, la Constitución, las normas, se soluciona todo. Como si de una alarma se tratara, salta cuando se sobrepasa la línea y sirve de referencia para saber los límites de nuestros movimientos.
Los cándidos creen que sólo con diálogo se solucionan los problemas de la democracia. Que hablando se puede lograr enmarcar al delincuente en el respeto a lo colectivo. Como si el que transgrede la ley estuviera dispuesto a respetarla solo con la palabra.
La posición de Sánchez, la propuesta del PSOE, es la del diálogo pero en el marco de la ley. La Constitución pero con tolerancia. Defender la justicia y la norma, pero también su aplicación inteligente, su capacidad de reforma y el talante tolerante de nuestra democracia.