La pregunta es: ¿existe el derecho a la insolidaridad? Miles de vascos, minoría o no, se han echado a la calle en forma de cadena humana para reclamar el llamado derecho a decidir que no es otra cosa que el derecho a la insolidaridad.
En tanto en cuanto no existe un marco de opresión política en un territorio, mantienen una dosis de autogobierno incomparable con otras áreas más diferenciadas de otros países y, a su vez, sostienen una demografía plural, el derecho a escindir es sólo derecho a la insolidaridad.
No hay nación vasca en la historia sino hechos diferenciales como ocurre con otros territorios en Francia o en Alemania, en Austria o en Italia. La lengua o la cultura no garantizan la formación de una nación o un estado. Y menos cuando han formado parte durante siglos de un acervo común. Es tan solo elevar el mito de Aitor a categoría histórica.
No es gratuito que los territorios con más renta sean los que demanden autonomía en la toma de decisión relativa a separarse de aquellos territorios con mayor peso de personas y familias con menor renta.