La muerte de tres adolescentes en Damasco, capital de Siria, por la explosión de una mina antipersona demuestra el peligro al que está sometida la población civil. El hecho ha sucedido en el barrio de Jobar, en la zona oriental de la ciudad, según fuentes policiales.
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Estas han señalado que se trataba de un artefacto colocado por “terroristas” antes de retirarse del área después de la ofensiva de 2017. Los menores se tenían entre trece y quince años y trabajaban en un proyecto de rehabilitación de un edificio cuando se produjo la explosión.
El barrio de Jobar fue el escenario de una ofensiva llevada a cabo por el Ejército para arrebatar el control de la zona a los rebeldes entre junio y agosto de 2017.