“El amigo de Torra o el que ya tiene preparado el artículo 155 en Cataluña”.
En esa clave maniquea ha comenzado, ya, su campaña Pablo Casado, presidente del PP, en su rueda de prensa de ayer en Génova. En una clave de batalla con dos frentes: el que une a Ciudadanos, PP y Vox, y el que forman PSOE, Podemos, “independentistas y batasunos”. Afirmando que su intención no es llamar al “voto del miedo”, el próximo 28 de abril se elegirá entre el “Frente Popular o Partido Popular”, “entre el amigo de Torra con el que ya tiene preparado el artículo 155 en Cataluña”, sin límite de tiempo, con un Govern nombrado desde el Gobierno central y asumiendo todas las competencias autonómicas, llegó a decir.
Casado quiere reeditar el pacto andaluz en La Moncloa y en los gobiernos autonómicos y municipales que perdió porque hubo pactos entre formaciones de izquierda. De ese modo, también quiere fortalecer la alianza del “espíritu de Colón”, en referencia a la protesta que unieron a PP, Ciudadanos y Vox en la plaza madrileña el pasado domingo.
Creyéndose el salvador de la patria, reivindica para su partido la derrota de Sánchez y la convocatoria de elecciones: “Hemos conseguido tumbar al Gobierno, que tire la toalla”. Antes había denunciado que el presidente hubiera empleado su declaración institucional de la mañana de ayer para hacer “un mitin de campaña”. Además, Casado hizo hincapié en que España estaba “arrodillada”. “Hay elecciones porque les hemos pillado negociando con Torra”, señaló. A su juicio, Sánchez volvería hacerlo porque “la aritmética les condena ello”.
A partir de ahora, el líder popular minimizará los ataques a la formación de ultraderecha de Santiago Abascal y a la de Albert Rivera porque su intención es recuperar a los votantes y no complicar posibles pactos postelectorales. “Quiero volver a ilusionar a ese votante, convencerle de que este sigue siendo su partido. Los cordones sanitarios siempre perjudican a quien los teje” manifestó, siendo consciente de que su votante se ha vuelto más indeciso y ahora tiene dos vías de escape: por su derecha hacia Vox y por su izquierda hacia Ciudadanos.
A pesar de ello, ha hecho un llamamiento a Rivera para que no haga diferencias entre Pedro Sánchez y el PSOE. Al PP le preocupa que, si hay opciones, la formación naranja pacte antes con el PSOE que con ellos, en clave autonómica y municipal, sobre todo en aquellas regiones en las que los barones socialistas se han mostrado más críticos con su secretario general y más contrarios a los independentistas.
Pero también son conscientes de que Rivera trata de reducir los daños después de la fotografía junto a Abascal. No obstante, también preocupa el giro a la derecha de Casado al resucitar debates como el aborto y que ello les haga perder más votos por el centro. Consciente, el líder popular trató de dejar claro que “el PP es la fuerza tranquila, moderada”, en un intento de rescate de aquel votante moderado que temen que huya por el lenguaje de insultos al presidente del Gobierno y las comparaciones entre ETA y el independentismo. “Las elecciones se ganan por el centro. A Vox se le combate por el centro”, reiteran exdirigentes que prestaron su apoyo a Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias.
A pesar de ello, el líder de la formación conservadora cree que la fuga de votos se ha detenido gracias a ese discurso duro y que los resultados en Andalucía confirman su estrategia. No obstante, asegura que va a hacer “una campaña en positivo”, no hablando de Franco ni del aborto. Insistirá en la bajada masiva de impuestos y la eliminación de otros, como el de sucesiones, donaciones y actos jurídicos documentados, y también dará mayor protagonismo a los senadores “porque son ellos quienes van a permitir aplicar el 155 en Cataluña”.
Casado prefería que la convocatoria electoral se hubiera hecho coincidir con las elecciones autonómicas, municipales y europeas para ahorrar costes y también para plantear los comicios como un gran plebiscito contra Sánchez. Pero la opción del superdomingo electoral del 26 de mayo era la que menos agradaba a los barones socialistas. “Ha convocado el 28 de abril porque los barones no le han dejado hacerlo el 26 de mayo. Sánchez es un lastre. Nadie quiere invitarle a sus actos”, espetó.