Se manifiesta en contra de la Ley de Migración actual de la que dice abre indiscriminadamente la puertas del país a extranjeros.
Jair Bolsonaro, presidente ultraderechista en Brasil, ha mostrado su desacuerdo con la actual Ley de Migración, ya que considera que abre las puertas del país indiscriminadamente, por lo que se convierte en una nación sin fronteras.
En mayo del pasado año entró en vigor la Ley de Migración, mientras era presidente Michel Temer. Con esta ley se garantiza a los inmigrantes prácticamente los mismos derechos que a todos los brasileños. En la época de la dictadura militar (1964-1985) existía una ley que consideraba a los inmigrantes como una amenaza.
“Yo fui en contra de esa última Ley de Migración que transformó nuestro país, en un país sin fronteras. No podemos admitir la entrada indiscriminada de quien quiera, simplemente porque alguien quiere venir para acá”, dijo Bolsonaro en declaraciones a los medios el pasado martes. Según el presidente brasileño, si esta Ley sigue estando vigente, cualquiera que entre al país “llega aquí con más derechos que nosotros”.
Fue aprobada en abril de 2017 en última instancia por el Senado, sancionada con veinte vetos a pesar de las presiones recibidas por parte de los grupos de derechas y algunos legisladores, como el propio Bolsonaro, los cuales se oponían a la Ley porque supone una apertura de Brasil a los extranjeros indiscriminadamente.
Con esta ley se garantiza a los inmigrantes derechos y libertades civiles, culturales y económicos, acceso a los servicios públicos de salud, educación, justicia y asistencia social. También regula su entrada y su estado en el país, además de principios y directrices para que se adopten políticas públicas en atención a los inmigrantes.
Otra novedad de esta ley es que reduce los trámites burocráticos que se exigen a quienes buscan en Brasil residencia o refugio. Además institucionaliza la política para dar refugio humanitario a quienes huyen de catástrofes en sus países.
La actual ley recoge como delitos el racismo, la xenofobia y toda forma de discriminación hacia los inmigrantes, los cuales pasan a disfrutar de derechos y a participar en sindicatos y protestas políticas. Recoge, además, el crimen de tráfico de personas, con penas de entre dos y cinco años.
Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, llamó telefónicamente a Bolsonaro, como explicó el mandatario brasileño, para transmitirle su felicitación por sus manifestaciones acerca de la política migratoria.
Orban considera la inmigración como una amenaza que destruye la esencia cristiana en Europa. Además de ver a Bolsonaro fiel representante de las ideas que él también defiende.