“¿Usted me quiere secuestrar señor Pedro Sánchez?”, es lo que Carles Puigdemont, ex presidente de la Generalitat, ha preguntado en uno más de sus delirios enmarcados en sus aires de grandeza. Respondía a su vez a la promesa del presidente en funciones en el debate del lunes de que lo traería a España desde Bélgica si volvía a ser jefe del Ejecutivo.
La pregunta la ha difundido en sus redes sociales, afirmando que solo se puede cumplir esa promesa electoral de dos modos y que los dos son ilegales. Ambas maneras, dijo, “son contrarias al derecho de la UE y a la democracia”.
Como ya es habitual en su delirante pensamiento, el ex president conoce lo que Sánchez va a hacer: que “tome desde el Consejo de Ministros las decisiones que en una democracia consolidada solo puede tomar el poder judicial”, algo que no es posible porque se incumpliría la Constitución. Ahora la Carta Magna sí vale; para proclamar la independencia, no.
Concluyó en sus mensajes diciendo que “lo otro es practicar lo mismo que un ministro y otros dirigentes de su partido, el partido socialista, practicaron en el pasado y que usted seguramente justifica: el secuestro de personas”. Ya no sabe qué hacer este huido de la Justicia para salir en los papeles.