Francisco Villanueva Navas · @FranciscoVill87. Economista y periodista financiero.
Lo previsible es que la “fiebre porcina” se extienda todavía más en la República Popular, así como en el resto de Asia, donde ya ha penetrado en Vietnam, Mongolia, las dos Coreas (Norte y Sur), y Filipinas, entre otros.
China es el mayor consumidor mundial de carnes, cubre la mitad de la demanda global y 70% de ese total es carne de cerdo, de la que consume 56 kilos por cabeza y año. En España ya gran parte de la Carme proviene de China.
El impacto de la “fiebre porcina” arrastra el consumo y los precios de las otras carnes en el mercado de la República Popular. La demanda de carne aviar aumentó más de 25% en 2019, mientras que subió 17% la vacuna; y la tendencia tiende a duplicarse en 2020.
China ha dejado de lado la “guerra comercial” con EE.UU., y ha multiplicado por tres las importaciones de carne de cerdo norteamericana. USDA (Departamento de Agricultura de EE.UU.) señala que las exportaciones de carne de cerdo a la República Popular aumentaron 67% en 2019 y llegaron a 2,6 millones de toneladas, en tanto se espera un récord de 700.000 toneladas en los últimos 3 meses del año.
Lo mismo ha ocurrido, proporcionalmente, con las importaciones de carne de cerdo de Europa, Brasil y la Argentina, en tanto que China multiplica las habilitaciones de frigoríficos en los últimos dos países.
También ha levantado la prohibición de importar carne de cerdo de Canadá, que había impuesto como represalia contra el gobierno de Ottawa por la detención de una de las principales ejecutivos de Huawei
La producción de carne de cerdo china caería más de 30% en 2019, y pasaría de 54 millones de toneladas en 2018 a 38 millones de toneladas o menos este año.
La fiebre porcina ha exacerbado las tendencias previamente existentes en el mercado proteínico chino. China es el principal productor y consumidor de alimentos del mundo. Produjo 680 millones de toneladas de granos en 2018 (el doble que EE.UU.), e importó 120 millones de toneladas de granos para la alimentación animal (la soja es más de 80%).
De ahí que las importaciones de granos aumentaran más de 300% entre 2004 y 2017, en tanto treparon más de 800% las compras de maíz, trigo y arroz. Es una tendencia claramente insostenible. Además la “fiebre porcina” ha intensificado estas proyecciones, lo que significa que se aproxima una crisis global de abastecimiento en 2024 o antes. De ahí que China haya modificado su concepto de seguridad alimentaria, que ha dejado de tener una perspectiva exclusivamente doméstica, como ha ocurrido a lo largo de sus 5.000 años de historia.
Ahora, la República Popular, la segunda economía del mundo (13,9 billones en dólares constantes), responsable por más de 35% del crecimiento de la economía mundial en los últimos 10 años, otorga a su concepto de seguridad alimentaria una categoría global.
Lo que hace es apostar al aumento de la producción de agroalimentos en el mundo, especialmente en la gran región de superávit en materia de alimentos, que es el Hemisferio Americano, con especial acento en Brasil y la Argentina.
De ahí que haya colocado como objetivo prioritario de su fondo soberano (850.000 millones dólares en 2018) las inversiones en la producción agroalimentaria del exterior, y convertido a Cofco, en la quinta gran trader del sistema alimentario mundial, junto con Cargill, ADM, Bunge y Dreyfus.
Es una muestra inequívoca de que el país más poblado del planeta (1.500 millones de habitantes), convertido en la segunda superpotencia del sistema global, junto con EE.UU., se ha integrado plena y definitivamente con el capitalismo del siglo XXI, y que es la primera interesada en el despliegue de la producción agroalimentaria en el mundo, y en especial en el Hemisferio Americano.