Las barreras arancelarias son el mecanismo que tienen los poderes económicos nacionales para proteger sus privilegios en contra del bienestar de los consumidores y de los ciudadanos. Son impuestos por el gobierno tras transformarse el Estado en el consejo de administración de la burguesía.
Cualquier avance en la libre circulación de bienes y servicios es una palanca de crecimiento económico y de desarrollo con matices. La libertad de circulación de bienes y servicios no puede sufrir las barreras que les imponen los privilegios de cada nación o de cada bloque.
Del mismo modo que existe libertad de circulación de bienes y servicios, se impone en el mundo la libertad de circulación de factores: trabajo y capital. La libre circulación del capital, en sentido vulgar el dinero, es ya moneda de cambio en casi todas las partes de nuestro planeta.
Sin embargo nos oponemos en los países occidentales a la libertad de circulación del trabajo, de la población, de los migrantes. Es una forma de ser progresista solo en bienes, servicios y capital, pero no trabajo.