Rompe su silencio y marca distancias.
Desde Huelva, Pablo Casado, presidente del PP, se ha referido a los audios de las conversaciones entre María Dolores de Cospedal, ex secretaria general de los populares, y José Manuel Villarejo, ex comisario de policía, en el despacho de la sede del partido. Tibiamente defendió su actuación, pero marcó distancias y quiso dejar claro eso apoyo no es ilimitado ni una hipoteca y que no se quedará quieto si el escándalo crece.
Mantuvo que no es igual que el caso de Dolores Delgado, ministra de Justicia, sin mencionarlo expresamente, porque Cospedal no ha mentido”, cosa que “no pueden decir otras personas que han se han reunido con Villarejo”. Además, aseguró que su “único compromiso es con los afiliados, un compromiso de ejemplaridad, transparencia y rendición de cuentas”.
Destacó que su dirección nacional no tiene “nada que ocultar o tener” respecto a cualquier otra posible revelación. De este modo quiso distanciarse y dejar claro que no se siente atado por el apoyo recibido en el proceso de primarias del PP. “Cualquier conducta que se aparte de esos tres preceptos tendrá mi absoluto rechazo”, aseveró.
Casado afirmó que durante estos días ha hablado con Cospedal, quien “en todo momento” le ha dado explicaciones sobre el asunto, algo que en nada coincide con su gestión y su equipo. “Esto ha pasado hace diez años”, remarcó.
El líder popular quiso trasladar la responsabilidad de la “pseudoestructura policial” de Villarejo al PSOE, que fue quien la creó, dijo, y que fue un Gobierno del PP quien la desmanteló. “Lo que ha pasado entre medias yo lo rechazo categóricamente”, destacó.