Se esperaba un debate, al menos, correcto entre Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y Santiago Abascal, portavoz de Alberto Núñez Feijóo.
La ausencia de este último facilitó las cosas. Fantástico tándem entre Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, quienes mostraron una clara complicidad, frente a la merecida soledad de Santiago Abascal.
La defensa de lo gestionado por el Gobierno de coalición en la última legislatura, hablándose por el nombre de pila, demostró la sintonía, aun con las diferencias, entre presidente y vicepresidenta.
Formando un frente común, ambos candidatos mostraron una fortaleza que Abascal no pudo soportar. Ni con el ausente Feijóo habría podido el líder de Vox aguantar el vendaval que supusieron las intervenciones de Díaz.
Desde la mesura y la propuesta, es la única que puso sobre la mesa medidas a llevar adelante, Yolanda Díaz mostró otra forma de debatir.
Pedro Sánchez trató de seguirla y en ocasiones lo logró, pero parecía que habían pactado los roles en el debate a tres, que no pudo ser a cuatro.
Ambos demostraron resultar un mecanismo bien engrasado, casi cuatro años les han valido. Y está bien que así fuera porque, si el bloque progresista gana el 23J, los ciudadanos deben saber que volverán a gobernar en coalición.
Díaz había adelantado que iría a un debate propositivo y cumplió. Sánchez se tomó la revancha ante un rival que es la caricatura de Feijóo… o al revés. Y Abascal sabía a lo que iba.
Así, el líder de extrema derecha intentó en algunas ocasiones un galope de Gish como el que protagonizó Feijóo hace dos semanas. Pero no le salió. Tal vez, porque no tiene a Miguel Ángel Rodríguez asesorándole.
Volvió a mentir, como Feijóo, pero los datos confrontados no los discutió. Sabía que mentía. No obstante, Díaz no supo aprovechar ciertos momentos de debilidad de su adversario.
Yolanda Díaz no supo aprovechar todos sus momentos
No asestó el golpe definitivo en el bloque de derechos sociales frente a un Abascal incisivo que trataba de culpar al Gobierno de lo sucedido con la ley del ‘sí es sí’. A veces no basta con dar el dato porque el dato no rebate.
En las cuestiones económicas, los candidatos progresistas fueron más que solventes frente a un aspirante carente de argumentos sólidos.
En el bloque social, qué decir. La discusión fue ideológica, pero en nada se abrió un verdadero debate. Por eso, Díaz falló en ese terreno. Porque la ideología no se discute, se combate.
Los datos no pueden aportar sin un sustento ideológico, pero erró en la exposición de los datos por muy dolorosos que eran. No ganó Abascal, pero tampoco ganó Díaz, mientras que Sánchez quedaba al margen.
Fue en el bloque de los pactos, porque los otros dos quedaban claro a favor de los progresistas, en los que terminó de definirse el debate.
Feijóo ha perdido una ocasión única de centrarse y distinguirse de Vox. En este bloque fue clara la preferencia sin ambages de los dos candidatos de la izquierda.
Hablándose por el nombre de pila, cosa que casi censuró Abascal, Yolanda y Pedro dejaron claro que ambos repetirán, dan por hecho, la coalición.
No quedó tan claro qué precio pondrá Abascal a Feijóo.
Asuntos como el independentismo o la cuestión catalana ocuparon una parte del debate, pero quedaron zanjados algunos los que el líder de la ultraderecha no pudo replicar. Bildu voto en contra de la reforma laboral, igual que Vox. Ahí lo dejo.
Por concluir, debate interesante, con un claro perdedor que es Feijóo. Al menos, Abascal dio la cara. Díaz lo dejó claro: propondrá una reforma de la ley electoral que obligue a los candidatos a debatir.
Perdió Feijóo, con Abascal. Pedro se quedó como estaba. Yolanda ganó porque fue quien supo aprovechar sus ventanas para influir, que es de lo que se trataba.