Yolanda Díaz deshoja la margarita

Yolanda Díaz deshoja la margarita

Han pasado casi cinco meses desde que Pablo Iglesias saliera del Gobierno y designara a Yolanda Díaz como su sucesora en la Vicepresidencia y en el liderazgo de Unidas Podemos.

Sin embargo, la ahora vicepresidente segunda tras la remodelación del Ejecutivo aún no ha desvelado sus intenciones definitivas como candidata a presidir un futuro Gobierno.

Pese a que su influencia es creciente tanto dentro como fuera del Consejo de Ministros, Yolanda Díaz sigue deshojando una margarita. Siempre lo dijo: busca la unidad de la izquierda más allá del PSOE, su socio en el Ejecutivo.

Tampoco desde dentro de la formación morada, de la que no forma parte, tienen claras las intenciones de la también ministra de Trabajo. Sí apuestan por ella como candidata, eso sí, e Ione Belarra, la nueva secretaria general, apuesta claramente por ella.

La vicepresidente segunda se ha mantenido centrada en gestionar su cartera desde el anuncio de Iglesias. En su haber, diez difíciles acuerdos en el diálogo social. En su debe, el constante enfrentamiento con Nadia Calviño, todopoderosa vicepresidente primera y ministra de Asuntos Económicos.

No obstante, mantiene la incógnita de cuál será su elección. Ni siquiera en su entorno más cercano se atreven a asegurarlo. No parece que pese en ella saberse en una encuesta tras otra la política mejor valorada, por encima del mismo presidente del Ejecutivo. Supera, incluso, a Iglesias.

La actual deriva de Unidas Podemos no convence a Yolanda Díaz

Pese a todo, sus discursos más recientes dejan en el aire cualquier decisión. Parece deducirse de ellos que, si se tratara de suceder al exdirigente morado en un cartel electoral con las actuales premisas de la dirección de Podemos, su respuesta sería ‘no’.

En cambio, lo que sí ha repetido desde el principio es que su intención es ensanchar el espacio político a la izquierda de los socialistas. Formar un frente firme y sólido, no sólo para frenar a la derecha, sino para ser capaz de disputar con opciones la Presidencia del país.

No lo tiene fácil. Tejer esas alianzas implica reconducir y terminar de curar, al menos poner una tirita, a las heridas surgidas que rompieron el grupo confederal.

Sí, hablamos de Íñigo Errejón o Teresa Rodríguez. Y dentro del propio Unidas Podemos, de Irene Montero y la propia Belarra. Y es que Yolanda Díaz va más allá.

En todo momento ha sostenido que las viejas políticas de partido y los fetichismos de la izquierda están obsoletos. Defiende un proyecto que sea capaz de sumar sensibilidades y establecer pintos de unión sólidos que no se desmoronen a la primera de cambio.

Yolanda Díaz piensa a medio y largo plazo en la construcción de una izquierda con un proyecto para la España del primer tercio de siglo. A su juicio, sólo se puede lograr haciéndolo desde abajo, desde la calle, no en las direcciones de los partidos. Lo ha repetido por activa y por pasiva.

La vieja política ya no vale

Tal vez sea una visionaria. Puede que sea demasiado audaz. Y en eso está, en deshojar una margarita pero sabiendo que puede fracasar, pero también avanzar. La vieja política ya no funciona, hay que inventar otra.

“Siempre digo que los muros no me gustan, hay que ser audaz y tener altura de miras e imaginación para hacer cosas diferentes. Hay que definir el país que queremos en el primer tercio del siglo XXI”, dijo a Aimar Bretos en Hora 25. Ahí lo dejó.

Entretanto, no se deja amilanar por la potencia de los ministros socialistas del Gobierno y ya ha dejado claro que se opondrá a ciertos proyectos. Ahí es donde ejerce un liderazgo indiscutible y ante el cual todos en Podemos, en Izquierda Unida o en En Comú Podem cierran filas.

Mientras, trata de tejer alianzas en el propio PSOE, en sectores más de izquierda que otros, lo que visibiliza aún más su enfrentamiento con Calviño. Y en eso están.

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