“Vuelven las grandes huelgas”, por David González Sánchez.

David González Sánchez.

David González Sánchez es presidente de Líneas Rojas.
Hace ya dos años que tenemos un gobierno de izquierdas, que recordemos prometió derogar la reforma laboral, y sin embargo seguimos con una legislación laboral que da todo el poder negociador a las patronales, y que solo deja a los sindicatos la opción de la lucha en la calle y en los juzgados.

Estos días asistimos al ejemplo más claro de uso fraudulento de dicha reforma laboral. Tenemos a una empresa, CaixaBank, cuya dirección propone despedir 8291 personas mientras los beneficios se multiplican por cinco, y el salario de su presidente se multiplica por cuatro. Es un escándalo que ha obligado a pronunciarse públicamente al gobierno, accionista de la empresa con un 16% de la participación.

Mucha gente me pregunta «¿cómo es posible que se permita eso?» La respuesta es sencilla: no se permite. Ni siquiera la reforma laboral de Rajoy deja tanto margen a las empresas para plantear despidos colectivos para ahorrar costes. La dirección de CaixaBank plantea el ERE por motivos organizativos, porque sabe que no hay motivos económicos para dicho ERE. Es evidente que con beneficios subiendo, y con una coyuntura económica de crecimiento, no hay motivos económicos objetivos para despedir a nadie. Pero entonces, si el «problema» es organizativo, ¿Porque todas las medidas que proponen en la negociación conducen a una reducción de salarios, de beneficios sociales, a una ampliación de horarios laborales, y a despidos masivos? No tiene ningún sentido, es un abuso de ley que ningún juez puede bendecir, y que la sociedad en su conjunto no debe permitir. Y sin embargo, probablemente se cometa ese atropello a la espera de lo que digan los jueces años después.

La derogación de la reforma laboral es urgente, debe acometerse sin más dilación, antes que acaben los ERTE. La falta de autorización administrativa de los ERE hace que muchos se hagan en fraude de ley, y solo los jueces pueden anularlos después de largos procesos judiciales, cuando el daño a la empresa y a los trabajadores ya está hecho y es irreversible.

Esta misma semana hemos asistido a un hecho histórico: en un sector sin apenas conflictividad laboral, la huelga de CaixaBank ha sido un éxito rotundo en toda España, dejando totalmente parada la actividad de la empresa. Según los sindicatos, y sin desmentido de la empresa, la actividad se ha reducido en un 90%, el 70% de las oficinas han permanecido cerradas toda la jornada, y en algunas provincias el seguimiento ha rondado el 100%.

Todo tiene un límite, llevamos ya décadas en la que los sueldos de los trabajadores bajan o se congelan, los beneficios de los rentistas no paran de subir, y los directivos con salarios millonarios se saltan todas las líneas rojas del pacto social. Detrás de los EREs en las grandes empresas vendrá la depauperización acelerada de las condiciones laborales de toda la clase trabajadora. No nos queda otra: Si no se deroga pronto la reforma laboral es seguro que asistamos al retorno de las grandes huelgas de los años 80.

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