La vuelta a las aulas no debería ser un problema ideológico, puesto que los protocolos y medidas de seguridad para minimizar los riesgos en la vuelta a clase, deberían ser con criterios técnicos y clínicos, no políticos. El problema viene cuando las propuestas para el retorno suponen un coste económico y aquí nos encontramos con la oposición de los partidos de la derecha que defienden la bajada de impuestos y el recorte en el gasto público, incluso en materia de seguridad y salud pública.
Otra cuestión que si tiene color político, son las políticas educativas en manos de las autonomías y el fortalecimiento o debilitamiento del cuerpo docente al servicio de la educación pública y concertada, algo que con los datos en la mano, deja muy clara la diferencia entre la derecha y la izquierda. Así, mientras el conjunto de comunidades autónomas gobernadas por PP y Cs asumen actualmente la gestión del 45% del profesorado no universitario, solamente alcanzan el 26% de las nuevas contrataciones. Por el contrario, a las comunidades socialista que sólo gestionan el 32% del profesorado, les corresponde el 46% de las contrataciones.
Cuando se analizan los datos de las contrataciones de profesorado y vemos que en las comunidades gobernadas por el PSOE se han incrementado 3,67 veces más que las gobernadas por la derecha, no hay más remedio que aceptar la realidad de las cifras y de la situación preocupante en muchos centros educativos.
Con esto podemos desmontar el argumento de quienes no creen en el modelo territorial autonómico y denostan la existencia de múltiples gobiernos regionales, quedando patente que a pesar de tener diferentes y diversos territorios con sus particularidades, nos sirve para ver nítidamente la diferencia entre el modelo progresista que invierte en educación y el modelo conservador que recorta en educación.
Pero a pesar de todos los números que queramos analizar, la realidad es que la comunidad educativa y los padres y madres de nuestro país, están preocupados por la vuelta al cole de los niños y niñas, por las medidas de seguridad, por el tamaño de los grupos o por los planes de actuación en caso de un escenario que nadie desea. Tal vez, no exista una solución infalible, salvo la vacunación de toda la población, pero con más medios económicos y humanos, seguramente el impacto sería mucho menor para las familias que afrontamos una vuelta a la escuela llena de preocupación.