Que a Vinícius se le espera, es cierto. Que Vinícius está llegando, también. Si ya gustaba a la afición, ahora despierta pasiones. Lo que hizo en La Romareda ante el Zaragoza… eso sí despierta pasiones.
Nos tiene acostumbrados a regates imposibles, a malabarismos. El miércoles agregó lo que se le pedía: el gol. En Marca nos explican de forma redonda por qué Vinícius despierta pasiones. Pase, triangulación, encara a Ratón, el guardamenta del Zaragoza, pica el cuero y gol. Al más puro estilo de Raúl.
En los metros finales, parecía que al jugador brasileño le entraba la ansiedad. Ahora, sabiéndose capaz, será el momento de despertar y llevar en volandas al equipo. El líder que el madridismo espera de él.
En La Romareda se convirtió en una pesadilla para la defensa y la media zaragocista. Ya había demostrado al final de la temporada de qué era capaz, cuando explotó en los últimos encuentros. Ahora, titular, trae de cabeza a cualquiera que se le ponga delante. Siempre que toca balón lo hace con peligro.
Todo en el mismo tono que el resto de la plantilla blanca. El miércoles el Real Madrid volvió a dar un recital. Vinícius hizo el tercer gol de los cuatro que subieron al marcador por ninguno del Zaragoza. Cada uno distinto y casi espectacular.
Todos están enchufados, aunque algún fallo cometen, como Marcelo, cuyo error casi cuesta un gol a los merengues. El Madrid es una máquina perfectamente engrasada. Da igual contra quién juegue, grande o pequeño, con Messis o Griezmanns o Joao Félix.
El equipo blanco se comporta como una apisonadora juegue quien juegue. Todos se combinan y todos aprovechan sus oportunidades, como Lucas Vázquez tras el regalo de Linares y a pase de Kroos, fusilando la puerta con un golazo. No es de extrañar que este Madrid despierte pasiones.