Viernes Santo: Cristo ha muerto

Viernes Santo: Cristo ha muerto

Viernes Santo, una de las más representativas y profunda conmemoraciones del cristianismo, en la que se recuerda la crucifixión y muerte de Jesús de Nazaret.

En esta fecha, la Iglesia católica obliga a guardar ayuno y abstinencia de carne a sus fieles como penitencia. También recuerdan este día otros grupos cristianos, como ortodoxos, luteranos, metodistas, anglicanos u ortodoxos orientales.

Así, en la Iglesia católica, mayoritaria en España, en el Viernes Santo no se celebra la eucaristía, como igual sucederá el Sábado Santo. En su lugar, se celebra la “Liturgia de la Pasión del Señor” a media tarde del viernes, a las 15:00, hora en la que se ha situado la muerte de Jesús en la cruz.

No obstante, podrá anticiparse más tarde, pero en cualquiera de los casos no puede comenzar antes de las 12:00 ni acabar pasadas las 18:00.

En los oficios litúrgicos de esta fecha el sacerdote y el diácono visten ornamentos rojos, en recuerdo de la sangre derramada por Jesucristo en la cruz. Los obispos participan en esta celebración sin báculo y despojados de su anillo pastoral.

Además, el templo debe presentarse con las luces apagadas, aunque si no es posible, a media luz. El altar y los laterales se encuentran sin manteles ni adornos. Mientras, a un lado de éste debe disponerse un pedestal para colocar en él la santa cruz que se ofrecerá para veneración.

Tras comenzar con el sacerdote postrado frente al altar y con el rostro en tierra, se inicia la Liturgia de la Palabra. Entonces, se proclaman dos lecturas, la primera del profeta Isaías y la segunda de la Carta a los Hebreos, intercaladas por el salmo “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.

A continuación, se relata completamente la “Pasión según san Juan”. La posterior homilía será breve por lo extenso de la lectura del Evangelio. Para terminar, la “Oración universal” en la que se reza por la Iglesia, por el papa, por todos los ministerios y por los fieles.

También, por los catecúmenos, por la unidad de los cristianos, por los judíos, por los que no creen en Cristo, por los que no creen en Dios, por los gobernantes, y por los atribulados.

De seguido, llega la adoración al Árbol de la Cruz. Se descubre el crucifijo para su adoración. Transcurrida la procesión de la cruz, se coloca un mantel en el altar y se reza el Padre Nuestro. No habrá saludo de paz y tras rezar el Cordero de Dios, se da la Comunión. No habrá bendición final.

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