Ya se cuentan por decenas las víctimas mortales que ha causado el coronavirus con epicentro en China y que amenaza seriamente con extenderse fuera de sus fronteras.
Quo ha trasladado una serie de información que sería bueno tengamos en cuenta para hacer frente a la situación.
El coronavirus está formado por una familia de virus los cuales afectan principalmente a los animales. Existe posibilidad de que esos virus pasen a los seres humanos y provoquen infecciones de tipo respiratorio que son muy parecidos a los virus de contiene la gripe pero son diferentes. Se ha considerado a este coronavirus como una mutación muy nueva por lo que aún no se le ha asignado nombre. Dentro de la OMS se le conoce con el código 2019-nCoV.
Existen otros coronavirus. El SARS (síndrome respiratorio agudo severo) de 2003 es de los más conocidos, ya que infectó a unas 8.000 personas de las cuales fallecieron el 10%. Otro coronavirus fue el MERS (Síndrome respiratorio de Oriente Medio), pero este virus causó pocas víctimas debido a que el contagio de persona a persona no era fácil. En cambio, el MERS en 2015 provocó la muerte de casi novecientas personas en Corea.
El origen del brote del nuevo coronavirus fue en diciembre de 2019 en la ciudad China de Wuhan, en un mercado donde se vendían alimentos. Más de 2.000 personas infectadas y más de 100 fallecidos se registraron en menos de un mes.
Todavía no se tiene claro las formas de contagio de este nuevo coronavirus. No existe constancia del animal que lo ha transmitido, aunque existen especulaciones que señalan que pueden ser las serpientes o los murciélagos. Lo que sí está confirmado es que se transmite de persona a persona.
Los síntomas que indican que se puede tener el coronavirus son: dificultad respiratoria, muestras de fatiga, tos, dolor de cabeza, fiebre y malestar general. Estos síntomas, que son similares a los de la gripe, aparecen una semana después de haber contraído el coronavirus.
El coronavirus puede ser mortal si afecta a personas con las defensas bajas, a ancianos, a enfermos y a niños, puesto que puede derivar en una neumonía, síndrome respiratorio grave, además de insuficiencia renal e, incluso, la muerte.
A través de una variable llamada Ro, se mide el potencial de contagio y el número de personas que quedan infectadas por cada caso nuevo. Se estima que el nivel de contagio del nuevo coronavirus varía entre el 1,3 y 3,8, nivel que no indica peligrosidad.
El tratamiento del coronavirus es complicado puesto que los antibióticos no son efectivos contra los virus. Y, al ser un nuevo virus, no se ha creado ninguna vacuna. Por ello, solo pueden tratarse los síntomas.
Como consecuencia de ello, al no existir vacuna, el único modo de evitar que se extienda es la cuarentena.
El virus podría hacerse más contagioso en caso de sufrir una mutación, ya que se convertiría en un “supervirus”, algo que todavía no ha ocurrido.