“Una semana”, por Pedro Molina Alcántara.

Pedro Molina Alcántara.

Dentro de una semana estaremos a punto de saber quién será el presidente de los Estados Unidos de América durante los próximos cuatro años. Sabremos si el republicano Donald Trump continuará durante otros cuatro años o si Joe Biden recuperará la Casa Blanca para el Partido Demócrata.

Llegados a este momento, a siete días de la noche electoral, creo que es el momento de hacer una valoración general: lo primero que me llamó la atención es el hecho de que ambos candidatos sean septuagenarios: Trump cumplió en junio setenta y cuatro y Biden cumplirá setenta y ocho el 20 de noviembre, pocos días después de las elecciones. Es llamativo también que las alternativas a Joe en el campo demócrata, la senadora Elizabeth Warren y el senador Bernie Sanders -sus rivales más directos durante las primarias demócratas-; tampoco cumplirán ya los setenta años. De hecho, Sanders está a un año de alcanzar las ocho décadas. Sin duda, la veteranía es un grado.

Donald Trump parecía que llegaba tocado por su controvertida gestión de la pandemia, pero hay que reconocerle que conforme se ha ido acercando la fecha clave, ha sabido activar a su electorado más fiel. Su pose de showman encandila a determinados sectores de la población, se nota que conoce bien los medios de comunicación.

Por su parte, la elección de Joe Biden como candidato demócrata supuso una apuesta por la templanza como antídoto frente al radicalismo “trumpista”. Biden ha mantenido el perfil de político moderado centrado en unir al país con su eslogan “Restaurar el alma de la Nación”. Además, aunque no pertenece al sector más izquierdista del Partido Demócrata, se ha sensibilizado con las demandas del flanco más progresista de su partido, como ocurre por ejemplo con la reivindicación de una reforma ambiciosa del sistema sanitario que lo haga más accesible al conjunto de la población, profundizando en el conocido Obamacare. Por último, también quiero reconocerle a Biden su aplomo, su capacidad de resistir la tentación de radicalizarse cuando su rival lo hacía y tensaba la cuerda.

En conclusión, la suerte todavía no está echada porque una semana en política es mucho tiempo y más aun si se trata de la política estadounidense ¿Se cumplirán los pronósticos que dan por vencedor a Biden o Trump volverá a dar la sorpresa? Dentro de una semana saldremos de dudas.

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