En una región situada en el tercio norte de Quebec (Canadá), llamada Nunavik, se ha conocido que su población posee una genética distinta a cualquier grupo humano e, incluso, algunas de sus variantes tienen relación directa con un aneurisma cerebral. Estos rasgos genéticos y únicos pueden ser comunes en poblaciones aisladas como le ocurre a la población de inuit. El aislamiento geográfico provoca que el organismo se adapte de modo exitoso a otros entornos. Pero estas adaptaciones puede traer consigo cierta vulnerabilidad creando, a su vez, problemas de salud.
La característica principal de los inuit de Canadá es la prevalencia de problemas cardiovasculares y una mayor incidencia de aneurismas cerebrales que la población de otros lugares. Los investigadores del The Neuro (Montreal Neurological Institute and Hospital) de la Universidad McGill, han estudiado el origen de estos trastornos, analizando las características genéticas de 170 voluntarios inuit.
Utilizando la secuenciación del exima y la genotipificación del genoma, se hallaron rasgos de los inuit de Nunavik, de los que sus parientes más cercanos son los Paleo-Esquimales. En sus líneas genéticas descubrieron que esas líneas involucran el metabolismo de los lípidos y la adhesión celular. Su origen puede estar en la dieta alta en grasa que consumen debido al intenso frío del norte de Canadá.
La revista Proceedings ha publicado un trabajo de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS), en el que se analiza la estructura del genoma de esta población. Guy Rouleau, autor principal de la investigación realizada ha trasladado que en las poblaciones aisladas no europeas suelen darse estas composiciones genéticas. El estudio de esas poblaciones que poseen antecedentes genéticos únicos, como es el caso de los inuit de Nunavik, serviría para mejorar las terapias médicas.