El huracán de categoría cuatro Dorian llegó a Bahamas en la tarde de ayer con una fuerza devastadora y vientos de más de 200 kilómetros por hora. Subió a categoría cinco al tocar las islas. “El huracán Dorian es una tormenta peligrosa que se acerca a nuestras islas, había dicho Hubert Minnis, primer ministro del país, en una rueda de prensa televisada a toda la nación.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC) había lanzado la alerta: “Se espera un periodo prolongado de tormentas, vientos huracanados y devastadores y lluvias torrenciales capaces de provocar inundaciones repentinas que pongan en peligro la vida de las personas en las islas Abaco y Gran Bahama desde el domingo hasta el lunes”, avisaron.
Y no es para menos. 73.000 personas y 21.000 viviendas están en peligro, según advirtió Minnis en la comparecencia de prens, pidiendo a los residentes de las dos islas que se dirigieran a la principal. “Quiero que recuerden: las casas, las estructuras se pueden reemplazar. O las vidas no”, clamó.
Después de Bahamas, Dorian se dirigirá hacia Carolina del Norte, Florida, Georgia y Carolina del Sur. En el primero de estos estados las autoridades ya han advertido a la población, mientras que Dan Gelber, alcalde de Miami Beach, recomendaba permanecer alerta: “Aunque obviamente para nosotros es un pronóstico mejor, no podemos suponer que no habrá un clima peligroso”.
En la localidad georgiana de Tybee Island, se ha puesto arena en un parque de forma que los residentes puedan coger sacos como protección contra inundaciones. “Nuestra mayor preocupación es la marejada ciclónica porque las mareas están realmente altas en este momento”, advertía el gerente de un restaurante de la zona.
Ya en Carolina del Sur, en el condado de Dorchester, las autoridades han elevado el nivel de alerta de forma que las infraestructuras y los equipos de seguridad estén preparados para el paso del huracán cerca de la ciudad de Charleston.