La desaparición de una joven está rodeada de especulaciones, entre crimen sexual y en relación con el atentado contra Juan Pablo II.
Se llamaba Emanuela Orlandi y tenía 15 años. Era la hija de un empleado laico del Vaticano. Era el 22 de junio de 1983 y salió de su casa para dirigirse a sus clases de música, pero nunca volvió. Qué pudo ocurrirle, si estaba viva o muerta, es un misterio que aún hoy está sin resolver. En su día, el papa Juan Pablo II hizo un llamamiento público para que se informara a la Policía a todo aquel que pudiese tener noticias. En cambio, ahora, 35 años después, el misterio podría estar cerca de resolverse.
Un macabro descubrimiento ha salido a la luz tras unas obras realizadas en la sede de la nunciatura vaticana: huesos humanos, publica Quo. Puesto que no se sabe a quién pertenecen, se van a realizar las correspondientes pruebas de ADN y así dar con la edad y el sexo. De todos modos, los medios italianos especulan con que podrían tratarse de los de Emanuela.
Sin datos algunos de los que pudo pasarle a la joven, pasados unos meses de la desaparición, corrió la teoría de que la joven podría, de forma accidental, conocer algo que involucraba a personal del Vaticano en el atentado contra Juan Pablo II en 1981 por Ali Agca.
En cambio, las hipótesis más fuertes señalan a un crimen sexual por parte de miembros de la mafia. En 2009, un amante de un miembro de la mafia Enrico De Pedis, llamada Sabrina Minardi, declaró que éste había sido el responsable de su desaparición. Más tarde, en 2012, Gabrielle Amorth, sacerdote jefe de los exorcistas del Vaticano, reveló que la línea a seguir era la de un crimen sexual.
¿Son los huesos encontrados de Emanuela? Los resultados de los análisis tendrán la respuesta, aunque también existen especulaciones de que podrían pertenecer a Mirrella Gregori, otra chica de también 15 años que desapareció pocos días después que Emanuela. En aquel momento, se consideró que ambos casos podían estar conectados, según la Policía italiana.