Aproximadamente desde que se conoció la matanza de Bucha, no se han producido contactos de alto nivel entre las delegaciones de Ucrania y Rusia.
Así lo ha admitido Dimitro Kuleba, ministro de Exteriores ucraniano, este domingo en una entrevista a la cadena estadounidense CBS.
Según indicó Kuleba, “las consultas pueden continuar a nivel de expertos, pero no se están llevando a cabo negociaciones de alto nivel”.
Después de la matanza de Bucha “se ha vuelto especialmente difícil hablar con los rusos”, señaló el ministro de Exteriores de Ucrania.
Además, Kuleba ha insistido en lo dicho por Volodimir Zelenski, presidente ucraniano, respecto a Mariúpol y su posible conquista por parte de Rusia.
El presidente apuntó que, si finalmente la asediada ciudad cae en manos rusas, podría producirse una suspensión definitiva de las conversaciones de paz. Unas negociaciones que, dijo, en realidad no han arrojado nunca avances entre ambas delegaciones.
En ese sentido, Kuleba ha reiterado las palabras de Zelenski respecto a que “Mariúpol puede convertirse en una línea roja”.
Entretanto, Rusia insiste en su exigencia de que Ucrania se olvide de la posibilidad de ingresar en la OTAN. Asimismo, acerca de cualquier reclamación respecto a Crimea y las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk.
Responde así a las advertencias del presidente ucraniano en el sentido de que no aceptará cesión alguna de territorios de Ucrania a Rusia.
A su vez, subrayó la importancia de la lucha que se va a librar en el Dombass, al este del país.
Al tiempo, Zelenski remarcó en una entrevista con la CNN el pasado viernes, publicada este domingo, su disposición a negociar por la vía diplomática. En cambio, resaltó que los ataques obstaculizan las negociaciones.
A ese respecto, cuestionó “¿cuál es el precio de todo eso? Son personas”. “Ha habido muchos muertos. ¿Quién termina pagando por todo esto? Ucrania. Solo nosotros”, señaló.
En cambio, “si hay una oportunidad de hablar, hablaremos, pero no solo sobre el ultimátum ruso. Es imposible”, proclamó.
Asimismo, el presidente aludió a la acumulación de tropas rusas en el este de Ucrania, lo que podría ser la antesala de una nueva ofensiva.
“Es muy importante que no les permitamos avanzar porque esta batalla puede influir en el destino de la guerra”, aseguró.