Fuentes de la OTAN apuntan que la Alianza confiaba en una adhesión rápida de Finlandia y Suecia a la organización, pero Turquía se opone.
Con su veto a abrir negociaciones para la entrada en la OTAN impide que los documentos para ello estén preparados en unos diez días.
Así, el Consejo Atlántico se reunió este miércoles para debatir por primera vez sobre iniciar las conversaciones automáticamente. Sin embargo, Turquía dio al traste con esta intención inicial.
Este debate tuvo lugar tan solo horas después de que Helsinki y Estocolmo entregarán sus solicitudes formales a Jens Stoltenberg, secretario general de la Alianza.
Ahora, fuentes de la OTAN ven “poco probable” que se puedan tener listos los protocolos de adhesión a finales de mayo, como se quería.
Ankara, por su parte, sostiene que ambos países tienen vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Turquía considera terrorista a esta organización.
De hecho, Recep Tayyip Erdogan, presidente turco, afirmó que no respaldará la entrada de “países que apoyan el terrorismo”.
Incluso, llegó a instar a Finlandia y a Suecia a que no lo intentaran convencer.
La idea inicial de una adhesión rápida se basaba en que ambos países del norte europeo ya están alineados con los estándares de la Alianza.
Tal es así que participan en operaciones de la OTAN sin ser miembros de la organización.
El proceso de adhesión comienza con la solicitud formal. Posteriormente, el Consejo Atlántico debe aprobar la apertura de negociaciones, que, en este caso se esperaba que fuera automática.
A renglón seguido, se abre un período que, en este caso, se preveía breve, de unos pocos días.
Tras ello, llega la firma del protocolo de acceso, que rubrican los aliados y se envía a las distintas capitales. Esta ratificación es la que se alargaría más ya que los países miembros tienen diferentes sistemas para avalarla.