La victoria de los republicanos supone la mayoría conservadora en el Tribunal Supremo por 6 a 3. El presidente Donald Trump ha manifestado que la entrada de la juez Amy Barret, en el Supremo, supone un “día memorable” para el país, la democracia y la independencia judicial.
La juez Amy Barret resultó elegida en una votación esperada en el Senado, merced a la mayoría republicana de la Cámara con 52 votos a favor y 48 en contra. Y tomó posesión de su cargo el pasado lunes, por la noche, en un acto oficial y privado en la Casa Blanca.
En una breve intervención, Barret ha vuelto a subrayar su independencia, después de recordar, en sus exposiciones, la proximidad ideológica y judicial que mantenía con su mentor el juez ultraconservador Scalia.
“El trabajo de un Senador es perseguir sus preferencias políticas, pero las de un juez es resistirse a sus preferencias. Sería un Negligencia entregarse ellas”. Ha dicho Barret en su toma de posesión.
El nombramiento, sin embargo, esta plagado de polémica por haberse desarrollado y producido en poco mas de un mes y a pocos días de celebrarse elecciones en el país, concretamente el 3 de noviembre.
Tambien porque los demócratas temen que esta mayoría conservadora provoque una deriva que acabe con el Obamacare. O nuevas restricciones en el aborto, las libertades de la comunidad LGTBI o menos restricciones en el control de armas.
El candidato demócrata, Joe Biden, ya calificó el nombramiento como “abuso de poder”. Supone la mayoría conservadora en el Senado y recordó a los estadounidenses la importancia de su voto en las próximas elecciones.
Barret es el tercer nombramiento de Trump para el Supremo desde Ronald Reagan (1981-1989), nominara al juez ultraconservador Scalia en 1986. Ningún inquilino de la Casa Blanca había nombrado a tantos nominados para el Alto Tribunal estadounidense.
Trump confía en que Barret ejerza su función en el Tribunal Supremo, basándose, en una lectura “fiel” de la ley y la Constitución.